sábado, 24 de febrero de 2007

Filoctetes revisitado (II, las sentencias dentro del argumento y la estructura. Primera parte)

En nuestra anterior entrada comentábamos que un poema de Johann Baptist Mayrhofer, musicado por Schubert en forma de lied, nos había hecho releer la tragedia Filoctetes de Sófocles, en la que habíamos descubierto interesantes elementos. En la presente y en las dos siguientes entradas haremos un repaso de las sentencias que aparecen en la tragedia, encardinadas en el argumento y la estructura de la obra.
Nuestra pretensión es que quien lea nuestro blog pueda hacerse una idea del argumento de la obra sofoclea y, desde luego, proceda a su lectura, o, como es nuestro caso, a su relectura, que tan provechosa nos ha resultado.
La obra se abre con un prólogo (1-134) que tiene por protagonistas a Ulises y Neoptólemo. El rey de Ítaca muestra al joven hijo de Aquiles la desierta Lemnos donde, hace diez años, abandonó a Filoctetes. Es importante resaltar que Ulises, ya desde el principio, deja claro que su acción es una orden recibida:
6 me habían ordenado hacerlo los que mandaban (ταχθεὶς τόδ᾿ ἔρδειν τῶν ἀνασσόντων ὕπο)
y, además, hay un motivo claro para actuar así: los gritos de dolor y los lamentos de Filoctetes eran un impedimento para la realización de sacrificios y libaciones.
9-11 sino que continuamente nos invadía todo el campamento con sus agudos lamentos, gritando y gimiendo (ἀλλ᾿ ἀγρίαις κατεῖχ᾿ ἀεὶ πᾶν στρατόπεδον δυσφημίαις, βοῶν, στενάζων).
A continuación encomienda al joven Neoptólemo que localice la cueva en el que el héroe tesalio mora. El hijo de Aquiles la descubre en seguida; está vacía, pero hay signos de que está habitada, entre ellos unos harapos llenos de repugnante pus. Ahora se expresa la orden de Ulises a Neoptólemo:
54-55 te necesito para que, al hablarle, engañes con tus palabras el ánimo de Filoctetes (τὴν Φιλοκτήτου σε δεῖ ψυχὴν ὅπως λόγοισιν ἐκκλέψεις λέγων).
El engaño consistirá en que Neoptólemo, sin ocultar quién es, debe decir que ha abandonado la campaña de Troya por odio a los argivos, porque, a pesar de haber sido hecho venir, como único medio para tomar Ilión, no le han concedido las armas de su padre, Aquiles, sino que se las han entregado a Odiseo. Y el propio Ulises le dice a Neoptólemo que puede decir ante Filoctetes los mayores ultrajes contra él mismo:
64-66 Puedes decir los más mezquinos ultrajes que quieras contra mí. En nada me ofenderás con ello (λέγων ὅσ᾿ ἂν θέλῃς καθ᾿ ἡμῶν ἔσχατ᾿ ἐσχάτων κακά. τούτων γὰρ οὐδὲν ἀλγυνεῖ μ᾿ ).
La misión de Neoptólemo es arrebatarle a Filoctetes su arco. Sobre este punto hay que destacar que en la obra no aparece claro que debe conseguir Ulises: ¿el arco de Filoctetes o la presencia de éste en Troya para, manejando su arco, contribuir a la toma de la fortaleza de los dánaos?. En los versos 68-69 dice Ulises:
pues si no es capturado el arco de éste, te será imposible conquistar la llanura de Dárdano (εἰ γὰρ τὰ τοῦδε τόξα μὴ ληφθήσεται, οὐκ ἔστι πέρσαι σοι τὸ Δαρδάνου πέδον).
En los versos 77-78 insiste Odiseo:
es necesario que en esto mismo te las ingenies para sustraerle las armas invencibles (ἀλλ’ αὐτὸ τοῦτο δεῖ σοφισθῆναι, κλοπεὺς ὅπως γενήσῃ τῶν ἀνικήτων ὅπλων). Obsérvese el verbo utilizado por Sófocles (σοφισθῆναι) con la carga semántica que conlleva.
En el verso 101 el propio Ulises introduce una importante variación:
Te digo que con astucia captures a Filoctetes (λέγω σ᾿ ἐγὼ δόλῳ Φιλοκτήτην λαβεῖν) donde δόλῳ también se podría haber traducido por “con engaño”.
El verso 113 centra de nuevo la cuestión en el arco:
sólo este arco conquistará Troya (αἱρεῖ τὰ τόξα ταῦτα τὴν Τροίαν μόνα).
En los versos 612-613, en cambio, vuelve a ser Filoctetes la condición:
Si no persuadían a éste para llevarle allí desde esta isla en la que ahora habita (εἰ μὴ τόνδε πείσαντες λόγῳ ἄγοιντο νήσου τῆσδ᾿ ἐφ᾿ ἧς ναίει τὰ νῦν).
Los versos 839-840, que son palabras de Neoptólemo, combinan ambos elementos, el arco y Filoctetes:
Pero yo sé que en vano habremos logrado capturar este arco si nos hacemos a la mar sin él (ἐγὼ δ᾿ ὁρῶ οὕνεκα θήραν τήνδ᾿ ἁλίως ἔχομεν τόξων, δίχα τοῦδε πλέοντες).
Neoptólemo se refiere a la profecía de Heleno de los versos 612-613.
En los versos 1055-1056 Ulises, dirigiéndose a Filoctetes, apunta:
Además, no te necesitamos, teniendo como tenemos tus armas (οὐδὲ σοῦ προσχρῄζομεν, τά γ᾿ ὅπλ᾿ ἔχοντες ταῦτ᾿.), aunque estas palabras esconden un nuevo engaño del itacense, que luego habla de Teucro como futuro manejador del arco, para suscitar la emulación de Filoctetes.
Tras este paréntesis dedicado a presentar la ambigüedad sobre la necesidad o no de la presencia de Filoctetes en Troya, volvemos al argumento.
Habíamos dicho que Ulises le pide a Neoptólemo que arrebate las armas a Filoctetes. A continuación, Ulises expresa su convencimiento sobre la naturaleza noble del hijo de Aquiles:
79-80 Sé, hijo, que no estás predispuesto por tu naturaleza a hablar así ni a maquinar engaños (ἔξοιδα, παῖ, φύσει σε μὴ πεφυκότα τοιαῦτα φωνεῖν μηδὲ τεχνᾶσθαι κακά).
Y, a continuación, aparece la que podemos considerar primera sentencia de la obra:
81 Pero es grato conseguir la victoria (ἀλλ᾿ ἡδὺ γάρ τι κτῆμα τῆς νίκης λαβεῖν).
Y, en seguida, otra sentencia, por lo demás, utilitarista y pragmática hasta el extremo:
82 Ya nos mostraremos justos en otra ocasión (δίκαιοι δ᾿ αὖθις ἐκφαινούμεθα).
Neoptólemo, evidentemente, se niega a usar la mentira, como tampoco lo hacía su padre, y afirma que se llevará a Filoctetes por la fuerza y no con engaños y expresa la tercera sentencia de la tragedia:
94-95 prefiero fracasar obrando rectamente que vencer con malas artes (βούλομαι...καλῶς δρῶν ἐξαμαρτεῖν μᾶλλον ἢ νικᾶν κακῶς).
Odiseo le replica con argumentos propios de un sofista, de alguien que ha comprobado la fuerza de la persuasión:
98-99 Y ahora, remitiéndome a las pruebas, veo que entre los mortales son las palabras y no los actos los que guían todo (νῦν δ᾿ εἰς ἔλεγχον ἐξιὼν ὁρῶ βροτοῖς τὴν γλῶσσαν, οὐχὶ τἄργα, πάνθ᾿ ἡγουμένην).
Como hemos indicado arriba, en el verso 101 Ulises pide a Neoptólemo que capture a Filoctetes.
Neoptólemo pregunta porqué no intentan convencer a Filoctetes, en lugar de usar el engaño con él, pero Ulises le hace ver la imposibilidad de esa táctica.
En este diálogo una inquisitiva pregunta de Neoptólemo:
108 Y ¿no consideras vergonzoso, ciertamente, decir mentiras? (οὐκ αἰσχρὸν ἡγῇ δῆτα τὰ ψευδῆ λέγειν;)
Obtiene una pragmática respuesta:
109 No, si la mentira reporta la salvación (οὔκ, εἰ τὸ σωθῆναί γε τὸ ψεῦδος φέρει).
El joven Neoptólemo, cuya naturaleza noble ha destacado el propio Ulises, pregunta qué cara hay que poner cuando se miente:
110 Y ¿cómo se atreverá alguien a hablar así mirando a la cara? (πῶς οὖν βλέπων τις ταῦτα τολμμήσει λαλεῖν;).
La respuesta de Ulises, de nuevo utilitarista a ultranza:
111 Cuando haces algo para un provecho, no conviene vacilar (ὅταν τι δρᾷς ἐς κέρδος, οὐκ ὀκνεῖν πρέπει).
El siguiente diálogo se centra en la necesidad de la presencia de Filoctetes y su arco en la conquista de Troya y los beneficios que ello le reportará a Neoptólemo, que en su pregunta ya se interesa por su provecho:
112 ¿Qué me aprovecha a mí que éste vaya a Troya? (κέρδος δ᾿ ἐμοὶ τί τοῦτον ἐς Τροίαν μολεῖν;)
Ulises responde que sólo se conquistará Troya con el arco de Heracles que tiene Filoctetes. Neoptólemo inquiere si no es él quien va a devastar Troya, haciendo referencia a una de las condiciones que el adivino troyano Heleno indicó a los argivos – la presencia del hijo de Aquiles entre los combatientes. Ulises le responde que también el arco es condición para la toma de Troya
Obsérvese cómo aquí ambos elementos, el arco y su portador, son necesarios para la conquista de Troya. La captura de Filoctetes reportará a Neoptólemo doble beneficio, como le corrobora Ulises:
119 Serías reputado por sabio tanto como por valiente (σοφὸς τ᾿ ἂν αὑτὸς κἀγαθὸς κεκλῇ᾿ ἅμα).
Finalmente, Neoptólemo se aviene, aunque será liberándose de todo sentimiento de vergüenza;
120 lo haré, liberándome de todo sentimiento de vergüenza (ποήσω, πᾶσαν αἰσχύνην ἀφείς).
Conseguido el primer objetivo de convencer a Neoptólemo de que engañe a Filoctetes, Ulises se retira advirtiendo que es probable que envíe a algún miembro de la tripulación disfrazado llevando alguna información que Neoptólemo deberá interpretar.
La párodo (135-218) del coro, formado por marineros del barco de Neoptólemo, comienza con el coro preguntando qué actitud debe tomar. Neptólemo le exige vigilancia ante la llegada de Filoctetes. Éste, a juicio de Neoptólemo, debe estar cazando con su arco para procurarse la comida. El coro expresa su compasión por la clase de vida que lleva Filoctetes y, al final de la estrofa 2ª, añade:
178-179 ¡Oh razas desgraciadas de los hombres, para quienes no existe una vida mesurada! (ὦ δύστανα γένη βροτῶν, οἷς μὴ μέτριος αἰών).
El coro destaca la soledad de Filoctetes con estas palabras:
188-190 el que no deja de hablar, el eco que se oye a lo lejos, responde a sus amargos lamentos (ἁ δ᾿ ἀθυρόστομος ἀχὼ τηλεφανῆς πικρᾶς οἰμωγὰς ὕπο χεῖται).
Neoptólemo atribuye los padecimientos de Filoctetes a la acción de los dioses, tanto la mordedura de la serpiente en Crisa, como su sufrimiento en soledad. También está regulado por la divinidad que las flechas de Heracles, entregadas a éste por Apolo y que ahora posee Filoctetes, no sean dirigidas contra Troya antes de lo establecido.
El coro advierte un grito lastimoso que precede a la entrada de Filoctetes.

3 comentarios:

Ana Ovando dijo...

No sé si lo he soñado, pero creo haber leído en alguna parte que las condiciones para que el ejército griego tomara Troya, anunciadas por el adivino, eran metáforas de elementos imprescindibles en la vida. ¿Te suena algo de eso o mi estado febril causado por un inoportuno virus me hace creer alucinaciones?

bías dijo...

Desconozco ese aspecto. Las condiciones dictadas por Héleno eran que Neoptólemo luchara al lado de los griegos, que éstos tuvieran los huesos de Pélope y que arrebataran el verdadero Paladio que custodiaban los troyanos en el tesoro del templo. Las flechas y el arco de Heracles y que Filoctetes volviera a combatir en Troya eran otras condiciones. Si consigues verificar esa información, me la podrías pasar, porque resultaría ciertamente interesante.
Espero que te recobres pronto de ese estado febril ocasionado por un virus. Ya se sabe, el frío que no está haciendo hubiera eliminado todos estos molesos bichejos.

Ana Ovando dijo...

Gracias por tus buenos deseos.
Intentaré recordar la fuente, aunque, como bien dices en el post de hoy la memoria se va perdiendo con la edad, y la juventud es la única enfermedad que se cura con el tiempo