sábado, 29 de marzo de 2008

Las dos Ifigenias (I)

No hace mucho que he regresado de un viaje por Nápoles y Roma. Ésa es, entre otras, una de las razones por las que este blog estaba “muerto” desde hace 20 días. En mi estancia en Nápoles pude admirar en el Museo Arqueológico Nacional el fresco pompeyano del sacrificio de Ifigenia.
En esta supuesta réplica de un original de Timantes, discípulo de Parrasio, hallado en una casa de Pompeya, se ve a Agamenón, a la izquierda, cubriéndose el rostro "porque la pintura no alcanza a expresar tamaño dolor". Ifigenia, sostenida por Ulises y Diomedes, está presta al holocausto. Pero en el cielo, Artemisa aparece ya con la cierva que la sustituirá. Todo está detenido en la composición, que expresa la espera angustiosa.
En el fresco se representan los instantes anteriores al sacrificio. Plinio el Viejo, comentando esta pintura, dice que Timantes “después de pintar el dolor de todos, especialmente el del tío, y agotados ya todos los rasgos de la tristeza, veló el rostro del padre porque no podía representarlo convenientemente».
Nam Timanthi vel plurimum adfuit ingenii. eius enim est Iphigenia oratorum laudibus celebrata, qua stante ad aras peritura cum maestos pinxisset omnes praecipueque patruum et tristitiae omnem imaginem consumpsisset, patris ipsius voltum velavit, quem digne non poterat ostendere.
(Plinio el Viejo, Historia Natural XXXV, 36, 73)

El padre es Agamenón que presionado por la diosa Artemisa, manda llamar a Ifigenia para su sacrificio; la engaña diciéndole que venga a casarse con Aquiles. El dolor de Agamenón es indescriptible: su acción era espantosa, iba a sacrificar al ser que más amaba, y además, el más bello; pero no tenía más remedio, Troya estaba en juego. Para Timantes, el pintor, era impensable representar el dolor, la vergüenza, y la traición en el rostro del parricida… así es que lo cubre con una túnica porque la representación de lo siniestro hubiera atentado contra la buena forma y la armonía.
En el artículo Consideraciones iconográficas sobre la Ártemis Efesia de Pilar González Serrano, profesora titular de Arqueología de la Universidad Complutense de Madrid, publicado en las Actas del I Congreso español del Antiguo Oriente Próximo, en septiembre de 1997, encontramos información interesante sobre el cuadro pompeyano, en especial por la presencia de Ártemis en la obra.
En Táuride, la actual península de Crimea, también existió un famoso santuario dedicado a Ártemis, vinculado, con la leyenda del sacrificio de Ifigenia, y en el cual eran frecuentes las celebraciones de sacrificios humanos. Agamenón, en el transcurso de una cacería, a la que asistió estando en Áulide, a la espera de que un viento favorable permitiese a al flota aquea dirigirse contra Troya, irritó a la diosa. Al derribar a un ciervo, exclamó: “¡Ni la propia Ártemis pudiera haberlo matado así!” La diosa, ofendida, hizo que sobre la zona reinase una total y pertinez bonanza que imposibilitó la salida de los barcos. Dicha situación, sólo sería reversible, como intuyó el adivino Tiresias, con el sacrificio de Ifigenia.
La imagen de culto de este santuario debía de ser de tipo xoánico, como aún se aprecia en el famoso cuadro del Sacrificio de Ifigenia, un fresco que decoraba la llamada casa del Poeta Trágico de Pompeya (hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles). En esta singular composición, copia de una obra original del pintor Timanto, un artista de época helenística, citado por Plinio, aparecen representados todos los personajes asistentes al sacrificio, Agamenón, Ulises, Diomedes, el adivino Calcante y la propia Ifigenia, como víctima de la inmolación, pero, además, y esto es quizás lo más importante, la propia Ártemis bajo tres aspectos distintos y complementarios, con lo que se demuestra la integración conceptual de los mismos en la mentalidad popular de la época.
A la izquierda del cuadro, y sobre una alta columna, aparece representada la diosa, a guisa de una imagen xoánica, estante y flanqueada por dos perros (kynegétes). Viste larga túnica, lleva en la cabeza un modus o birrete y en las manos sendas antorchas, lo que la identifica, en cierta forma, con Hécate, diosa de perfil muy complejo, emparentada con la propia Ártemis, sobre todo en lo referente a los más ancestrales cultos lunares y mágicos. Esta imagen, sin duda, era una reproducción, más o menos libre, de la venerada en Táuride, de corte claramente asiático y semejante a la del propio Artemision de Éfeso. Además, en el ángulo superior derecho del mismo cuadro, Ártemis aparece bajo su aspecto de divina cazadora ofendida por Agamenón. Por último, en el ángulo superior izquierdo, se presenta como Señora de los animales, sujetando a la cierva que habría de sustituir, en ela ara sacrifical, a la propia Ifigenia…
La presencia de la columna, como elemento esencial, vinculado a la iconografía de Ártemis-Diana, se percibe claramente en el citado fresco de la casa del Poeta Trágico de Pompeya. En el lado izquierdo de la composición, sobre un alto fragmento de fuste de columna, aparece la diminuta figura de una Ártemis Ortia, flanqueada por dos perros.
Y es curioso que muy semejante habría de ser, andando el tiempo, la estructura iconográfica de la Virgen del Pilar: una pequeña escultura sobre una columna. Columna sobre la cual, según la tradición piadosa, se le apareció a Santiago Apóstol, “en carne mortal”, a orillas del Ebro. Se daba la circunstancia de que, por entonces, se afirma que la Virgen María vivía en Éfeso, bajo el cuidado de San Juan Evangelista.
El fresco pompeyano nos llevará, en próximos capítulos, a hablar de la presencia de Ifigenia en la música.

domingo, 9 de marzo de 2008

Mitos del pop


Seguimos con nuestros ejemplos de presencia de mitos en la música pop. Hoy tres son los protagonistas: las Sirenas, Casandra y Jasón y los Argonautas.
El primer ejemplo es Song to the Sirens de Tim Buckley. Hay en ella alusión al canto de las sirenas.

Song to the Sirens (Tim Buckley)
Long afloat on shipless oceans
I did all my best to smile
til your singing eyes and fingers
Drew me loving to your isle
And you sang
Sail to me
Sail to me
Let me enfold you
Here I am
Here I am
Waiting to hold you
Did I dream you dreamed about me?
Were you hare when I was fox?
Now my foolish boat is leaning
Broken lovelorn on your rocks,
For you sing, touch me not, touch me not, come back tomorrow:
O my heart, o my heart shies from the sorrow
I am puzzled as the newborn child
I am troubled at the tide:
Should I stand amid the breakers?
Should I lie with death my bride?
Hear me sing, swim to me, swim to me, let me enfold you:
Here I am, here I am, waiting to hold you.





El segundo ejemplo de mito en el pop es Casandra.


Casandra es hija de Príamo, rey de Troya, y Hécuba; su hermano gemelo es Héleno. Cuando nació, sus padres dieron una fiesta en el templode Apolo Timbreo, situado fuera de las puertas de Troya, a cierta distancia. Al anochecer Príamo y Hécuba se marcharon, tras la fiesta en el templo de Apolo, olvidando en el templo a sus gemelos, que pasaron la noche en el santuario. Cuando al día siguiente fueron a recogerlos, vieron cómo dos serpientes están enroscadas a sus hijos dormidos, pasándoles sus lenguas por los órganos de los sentidos. En adelante los dos poseerán el don profético, que les habían comunicado la "purificación" de las serpientes.

Otra versión dice que fue Apolo directamente quien prometió este don a Casandra si se entregaba a él. Ella aceptó, pero una vez instruida, rehusó, por lo que Apolo la castigó a profetizar verdades, pero a no persuadir a los hombres, es decir, nadie hacía caso de sus acertadas profecías.


Generalmente se considera a Casandra como una profetisa "inspirada", igual que la Pitia o la Sibila. El dios tomaba posesión de ella, y, en pleno delirio, ella formulaba los oráculos.
Se mencionan profecías de Casandra en cada uno de los momentos cruciales de la historia de Troya: cuando la llegada de Paris, predice que el joven, que no es conocido entonces en su auténtica personalidad, traerá la ruina a la ciudad. Está a punto de conseguir que sea condenado a muerte cuando reconoce en él a un hijo de Príamo, lo cual le salva. Más tarde, cuando Paris regresa a Troya con Helena, predice que aquel rapto provocará la pérdida de la capital, pero, como de costumbre, nadie le presta crédito.
Se opone con todas sus fuerzas, apoyada por el adivino Laocoonte, al proyecto de introducir en la plaza el caballo de madera, que, al simular retirarse, los griegos abandonaron en la playa. Casandra dice que este caballo está lleno de guerreros armados. Pero Apolo envía serpientes que devoran a Laocoonte y a sus hijos. Durante el saqueo de Troya se refugia en el templo de Apolo, pero hasta allí llega Áyax el Locrio que arranca a Casandra de la estatua de Apolo, a la que se ha abrazado la adivina.
En el reparto de las mujeres troyanas, Casandra es entregada a Agamenón, que se enamora de ella. Esta infidelidad fue castigada por Clitemnestra, esposa de Agamenón, que mató a su marido y a Casandra.
El primer ejemplo es el del grupo sueco ABBA. En la canción se recogen alusiones a alguno de los hechos narrados, como en Pity Cassandra that no one believed you (lástima Casandra que nadie te creyera) o en Some of us wanted but none of us would Listen to words of warning (alguno de nosotros quería, pero ninguno oyó las palabras de advertencia). Puede leerse más aquí en inglés.

Cassandra (ABBA)
Down in the street they're all singing and shouting
Staying alive though the city is dead
Hiding their shame behind hollow laughter
While you are crying alone on your bed
Pity Cassandra that no one believed you
But then again you were lost from the start
Now we must suffer and sell our secrets
Bargain, playing smart, aching in our hearts
Sorry Cassandra I misunderstood
Now the last day is dawning
Some of us wanted but none of us would
Listen to words of warning
But on the darkest of nights
Nobody knew how to fight
And we were caught in our sleep
Sorry Cassandra I didn't believe
You really had the power
I only saw it as dreams you would weave
Until the final hour
So in the morning your ship will be sailing
Now that your father and sister are gone
There is no reason for you to linger
You're grieving deeply but still moving on
You know the future is casting a shadow
No one else sees it but you know your fate
Packing your bags, being slow and thorough
Knowing, though you're late, that ship is sure to wait
Sorry Cassandra I misunderstood
Now the last day is dawning
Some of us wanted but none of us would
Listen to words of warning
But on the darkest of nights
Nobody knew how to fight
And we were caught in our sleep
Sorry Cassandra I didn't believe
You really had the power
I only saw it as dreams you would weave
Until the final hour
I watched the ship leaving harbour at sunrise
Sails almost slack in the cool morning rain
She stood on deck, just a tiny figure
Rigid and restrained, blue eyes filled with pain
Sorry Cassandra I misunderstood
Now the last day is dawning
Some of us wanted but none of us could
Listen to words of warning
But on the darkest of nights
Nobody knew how to fight
And we were caught in our sleep
Sorry Cassandra I didn't believe
You really had the power
I only saw it as dreams you would weave
Until the final hour
I'm sorry Cassandra
I'm sorry Cassandra



Casandra tiene otro ejemplo en español. El de Ismael Serrano. En ella se hace referencia al castigo impuesto a la troyana: profetizar sin ser escuchada y ser tomada por loca. El autor nos habla de su propia canción.


Casandra (Ismael Serrano)
Casandra vio en sueños el futuro.
En la sombra de una pesadilla Casandra leyó
los versos de ese poema que aún no han escrito
los dioses que, riendo, la hirieron con su maldición.
Supo del hambre y de las guerras de siempre,
de bufones celebrando el odio, bailando entre hogueras,
de despedidas y de monstruos minerales
bebiendo insaciables la savia dulce del planeta.
Casandra vio a hombres y mujeres
dormitando en sus burbujas
tras las máscaras del miedo.
Mas también vio la luz del alba
asomar por la cancela que nadie jamás abrió.
Supo que aún quedaban esperanzas,
que otros sueños la esperaban.
Casandra habló a todos de sus sueños
mas nadie la oyó.
Nadie creyó en Casandra y sus visiones
y la gente sólo vio en su augurio delirio y locura.
La condenaron a vagar perdida y sola.
Herejía es mostrar la verdad descarnada y desnuda.
Abandonada tras los años la encontró
un muchacho que andaba buscando esperanza y respuestas.
Casandra habló con pasión de sus presagios
y de la luz del amanecer brillando tras la puerta.
Creo en ti Casandra. No estás loca.
Se besaron y en su boca florecieron madreselvas.
Dulce Casandra, ponte de pie.
Y o te he conocido antes. Quizá te soñé.
Hay quien duda ya y cree en la leyenda.
Juntos buscarán la puerta.
Dulce mañana.
Yo, no se tú...
creo en Casandra.



El grupo XTC interpreta la canción de su vocalista y compositor Andy Partridge, Jason and the Argonauts, que se encuentra en su álbum English Settlement. Par el mito puede leerse aquí.
Jason and the Argonauts (Andy Partridge) XTC
There may be no golden fleece,
But human riches I'll release
Oh, my head is spinning like the world and
it's filled with beasts I've seen,
Let me put my bag down and I'll tell you
it all right from the start,
Like the scarlet woman who would pick on
the boys she thought were green,
And the two faced man who made a hobby
of breaking his wife's heart.
Seems the more I travel,
From the foam to gravel,
As the nets unravel,
All exotic fish I find like Jason and the Argonauts
There may be no golden fleece,
But human riches I'll release
I was in a land where men force women to
hide their facial features,
And here in the west it's just the same but
they're using make-up veils.
I've seen acts of every shade of terrible
crime from man-like creatures,
And I've had the breath of liars blowing
me off course in my sails.
Seems the more I travel,
From the foam to gravel,
As the nets unravel,
All exotic fish I find like Jason and the Argonauts
There may be no golden fleece,
But human riches I'll release.
I have watched the manimals go by
Buying shoes, buying sweets, buying knives.
I have watched the manimals and cried
Buying time, buying ends to other peoples lives.
Jason and the Argonauts
There may be no golden fleece,
But human riches I'll release.
Jason and the Argonauts
There may be no golden fleece,
But human riches I'll release.