miércoles, 27 de febrero de 2008

La Odisea del pop

Nuestro artículo de hoy nos lleva a dos canciones pop que tratan sobre personajes de la Odisea de Homero. La primera canción es más explícita y en ella es más fácil identificar la historia narrada. Nos estamos refiriendo a Suzanne Vega y su My name is Calypso.
Está claro que quien habla es la hija de Atlas, Calipso.
Para la historia puede leerse aquí.


MY NAME IS CALYPSO
My name is Calypso
And I have lived alone
Live on an island
And I waken to the dawn.
A long time ago
I watched him struggle with the sea
I knew that he was drowning
And I brought him into me.
Now today
Come morning light
He sails away
After one last night
I let him go.
My name is Calypso
My garden overflows
Thick and wild and hidden
Is the sweetness there that grows
My hair it blows long
As I sing into the wind
I tell of nights
Where I could taste the salt on his skin
Salt of the waves
And of tears
And though he pulled away
I kept him here for years
Now I let him go
My name is Calypso
I have let him go
In the dawn he sails away
To be gone forever more
And the waves will take him in again
But he'll know their ways now
I will stand upon the shore
With a clean heart
And my song in the wind
The sand may sting my feet
And the sky will burn
It's a lonely time ahead
I do not ask him to return
I let him go
I let him go.




La segunda canción pertenece a Donald Fagen y Walter Becker, fundadores del grupo Steely Dan.
La encontramos en el álbum Aja, que el grupo editó en 1977.


HOME AT LAST
I know this super highway
This bright familiar sun
I guess that I'm the lucky one
Who wrote that tired sea song
Set on this peaceful shore.
You think you've heard this one before.
Well the danger on the rocks is surely past
Still I remain tied to the mast
Could it be that I have found my home at last
Home at last
She serves the smooth retsina
She keeps me safe and warm.
It's just the calm before the storm.
Call in my reservation.
So long hey thanks my friend.
I guess I'll try my luck again
Well the danger on the rocks is surely past
Still I remain tied to the mast
Could it be that I have found my home at last
Home at last
Una traducción aproximada:
Conozco esta super carretera, este brillante sol familiar. Supongo que soy el afortunado que escribió la canción ¿del cansado mar? situado en esta pacífica costa. Tú piensas que has oído esto antes. Bien el peligro en las rocas es, sin duda, pasado Aún sigo ligado al mástil ¿Podría ser que he encontrado mi casa por fin? En casa por fin. Ella sirve el buen retsina. Ella me mantiene seguro y cálido. Sólo es la calma antes de la tormenta ¿Llama para mi reserva? Tanto tiempo gracias a mi amigo. Supongo que intentaré de nuevo mi suerte. Bien el peligro en las rocas es, sin duda, pasado Aún sigo ligado al mástil ¿Podría ser que he encontrado mi casa por fin? En casa por fin.
Lo que hay entre interrogantes y en color rojo son dudas de mi pésimo inglés. Si algún lector caritativo puede aportar una traducción más decente, su aportación será bien recibida.





Dos ejemplos más de la presencia de los mitos griegos en la música moderna.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Voces griegas (y latinas) desde Castellón (y XVII)

Todo tiene su final y éste es el último capítulo de esta larga serie. A quienes lo hayan seguido en su integridad, les agradezco su fidelidad y alabo su perseverancia. Espero que hayan sacado de estos artículos alguna aplicación a su vida diaria.
Terminamos nuestro anterior artículo con un texto denso del teólogo belga Edward Schillebeeckx. No abandonamos la densidad y la profundidad, porque, enseguida, volveremos a Küng y su avasalladora cultura y sabiduría, pero antes debemos concluir con el repaso al último evangelista, Juan.
La voz de Jesús (4)
No son muchos los fragmentos de Juan que podamos usar en nuestra serie dedicada a las relaciones personales. Es un evangelista que se puede usar más bien en clave cristiana y no tanto en una serie en la que intentamos llegar a todo el mundo, aunque no ocultamos nuestra fe. Por ello, sólo hemos podido elegir textos que son, creemos, válidos para todo tipo de personas y que pueden ser muy válidos para aplicarlos a nuestra vida cotidiana.
Como ejemplo de juicio y prejuicio, de nuestra rápida tendencia a juzgar a los demás, es destacable el episodio de la mujer adúltera:
Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.» E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.» (Jn 8, 3-11)
Adducunt autem scribae et pharisaei mulierem in adulterio deprehensam et statuerunt eam in medio et dicunt ei: “Magister, haec mulier manifesto deprehensa est in adulterio. In lege autem Moyses mandavit nobis huiusmodi lapidare; tu ergo quid dicis?”. Hoc autem dicebant tentantes eum, ut possent accusare eum. Iesus autem inclinans se deorsum digito scribebat in terra. Cum autem perseverarent interrogantes eum, erexit se et dixit eis: “Qui sine peccato est vestrum, primus in illam lapidem mittat”; et iterum se inclinans scribebat in terra. Audientes autem unus post unum exibant, incipientes a senioribus, et remansit solus, et mulier in medio stans. Erigens autem se Iesus dixit ei: “Mulier, ubi sunt? Nemo te condemnavit?”. Quae dixit: “Nemo, Domine”. Dixit autem Iesus: “ Nec ego te condemno; vade et amplius iam noli peccare ”.

Ἄγουσιν δὲ οἱ γραμματεῖς καὶ οἱ Φαρισαῖοι γυναῖκα ἐπὶ μοιχείᾳ κατειλημμένην, καὶ στήσαντες αὐτὴν ἐν μέσῳ λέγουσιν αὐτῷ Διδάσκαλε, αὕτη γυνὴ κατείληπται ἐπ' αὐτοφώρῳ μοιχευομένη: ἐν δὲ τῷ νόμῳ [ἡμῖν] Μωυσῆς ἐνετείλατο τὰς τοιαύτας λιθάζειν: σὺ οὖν τί λεγεις; [τοῦτο δὲ ἔλεγον πειράζοντες αὐτόν, ἵνα ἔχωσιν κατηγορεῖν αὐτοῦ.] δὲ Ἰησοῦς κάτω κύψας τῷ δακτύλῳ κατέγραφεν εἰς τὴν γῆν. ὡς δὲ ἐπέμενον ἐρωτῶντες [αὐτόν], ἀνέκυψεν καὶ εἶπεν [αὐτοῖς] ἀναμάρτητος ὑμῶν πρῶτος ἐπ' αὐτὴν βαλέτω λίθον: καὶ πάλιν κατακύψας ἔγραφεν εἰς τὴν γῆν. οἱ δὲ ἀκούσαντες ἐξήρχοντο εἷς καθ' εἷς ἀρξάμενοι ἀπὸ τῶν πρεσβυτέρων, καὶ κατελείφθη μόνος, καὶ γυνὴ ἐν μέσῳ οὖσα. ἀνακύψας δὲ Ἰησοῦς εἶπεν αὐτῇ Γύναι, ποῦ εἰσίν; οὐδείς σε κατέκρινεν; δὲ εἶπεν Οὐδείς, κύριε. εἶπεν δὲ Ἰησοῦς Οὐδὲ ἐγώ σε κατακρίνω: πορεύου, ἀπὸ τοῦ νῦν μηκέτι ἁμάρτανε.

La actitud de servicio, imprescindible en las relaciones humanas, está muy presente en el episodio del lavatorio de los pies:
Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros. «En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. «Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. (Jn 13, 12-17)
Postquam ergo lavit pedes eorum et accepit vestimenta sua, cum recubuisset iterum, dixit eis: “ Scitis quid fecerim vobis? Vos vocatis me: “Magister” et: “Domine”, et bene dicitis; sum etenim. Si ergo ego lavi vestros pedes, Dominus et Magister, et vos debetis alter alterius lavare pedes. Exemplum enim dedi vobis, ut, quemadmodum ego feci vobis, et vos faciatis. Amen, amen dico vobis: Non est servus maior domino suo, neque apostolus maior eo, qui misit illum. Si haec scitis, beati estis, si facitis ea.
῞Οτε οὖν ἔνιψεν τοὺς πόδας αὐτῶν [καὶ] ἔλαβεν τἀ ἱμάτια αὐτοῦ καὶ ἀνέπεσεν πάλιν, εἶπεν αὐτοῖς, Γινώσκετε τί πεποίηκα ὑμῖν; ὑμεῖς φωνεῖτέ με ῾Ο διδάσκαλος καὶ ῾Ο κύριος, καὶ καλῶς λέγετε, εἰμὶ γάρ. εἰ οὖν ἐγὼ ἔνιψα ὑμῶν τοὺς πόδας ὁ κύριος καὶ ὁ διδάσκαλος, καὶ ὑμεῖς ὀφείλετε ἀλλήλων νίπτειν τοὺς πόδας· ὑπόδειγμα γἀρ δέδωκα ὑμῖν ἵνα καθὼς ἐγὼ ἐποίησα ὑμῖν καὶ ὑμεῖς ποιῆτε. ἀμὴν ἀμὴν λέγω ὑμῖν, οὐκ ἔστιν δοῦλος μείζων τοῦ κυρίου αὐτοῦ οὐδὲ ἀπόστολος μείζων τοῦ πέμψαντος αὐτόν. εἰ ταῦτα οἴδατε, μακάριοί ἐστε ἐὰν ποιῆτε αὐτά.


Puede servir de gran aplicación a las relaciones personales el mandamiento nuevo establecido por Jesús:
Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. (Jn 15, 12-13)
Hoc est praeceptum meum, ut diligatis invicem, sicut dilexi vos; maiorem hac dilectionem nemo habet, ut animam suam quis ponat pro amicis suis.
αὕτη ἐστὶν ἡ ἐντολὴ ἡ ἐμή, ἵνα ἀγαπᾶτε ἀλλήλους καθὼς ἠγἀπησα ὑμᾶς· μείζονα ταύτης ἀγάπην οὐδεὶς ἔχει, ἵνα τις τὴν ψυχὴν αὐτοῦ θῇ ὑπὲρ τῶν φίλων αὐτοῦ.


Hasta aquí la breve selección de Juan.
Pero finalizaremos esta larga serie de capítulos dedicados a la voz de Jesús de Nazaret, dentro de la también larga serie de Voces griegas (y latinas) desde Castellón, con el capítulo 11 del libro Credo, de Küng, antes mencionado.
¿Para qué estamos en el mundo?
Fue Calvino quien formuló la pregunta básica: “¿Cuál es el objetivo primordial de la vida humana?” Y su lapidaria respuesta, en el catecismo de Ginebra de 1547, reza: “C’est de cognoistre Dieu”: “Conocer a Dios”. Yo mismo, como tantos otros, aprendí de memoria en mi juventud la siguiente respuesta que daba el conocido catecismo católico de Joseph Deharbe, S. J. (1847) a la pregunta de por qué estamos en este mundo: “Estamos en el mundo para conocer a Dios, amarle, servirle y así llegar al cielo”.
Hoy en día hay tantas personas que no le ven ningún sentido a la vida; hay tanta gente con enfermedades psíquicas, con vacío existencial. Y sin embargo, ya sean calvinistas o católicas, tales respuestas no convencen hoy, por su limitación, ni siquiera a quienes tienen convicciones religiosas. Lo cual no quiere decir que hay que tirar definitivamente por la borda esas fórmulas tradicionales, sino que habría que completarlas desde otra perspectiva, deshaciéndolas y rehaciéndolas de nuevo. ¿Ir al cielo? ¿No tenemos antes que hacer frente a nuestras responsabilidades aquí en la tierra? También los cristianos están convencidos hoy de que el sentido de la vida no es sólo, en abstracto, “Dios” o “lo divino”, sino el hombre, como tal, lo universalmente “humano”. No sólo el cielo, como lejana bienaventuranza, sino también la tierra, como bienaventuranza concreta y terrenal. No sólo “conocer a Dios”, “amar a Dios”, “servir a Dios”, sino también realizarse, desarrollarse, amar al prójimo, al cercano y al lejano. Y también habría que incluir en todo ello, evidentemente, el trabajo diario, la vida profesional, y, sobre todo, por supuesto, las relaciones humanas. ¿Y cuántas cosas no habría que añadir si se quisiera aplicar una perspectiva “holista”, total, de la vida?
Pero, a la inversa, y precisamente desde una perspectiva total, hay que preguntarse si el sentido de la vida, la felicidad, una vida plena, se encuentran solamente en el trabajo, en los bienes materiales, el lucro, el triunfo profesional, el prestigio, el deporte y el placer. El ansia de dominio, el deseo de placer, la obsesión del consumo, ¿pueden dar la felicidad a una vida humana, con todas sus tensiones, rupturas, conflictos? No nos llamemos a engaño: el ser humano es algo más, eso lo sabe todo aquel que ha llegado a los límites de todas sus actividades. Esa persona se ve confrontada entonces con la siguiente pregunta: ¿qué soy yo cuando ya no puedo rendir, cuando soy incapaz de realizar ninguna actividad? Debemos, en efecto, estar alerta para que las constricciones de la técnica y la economía, para que los medios de comunicación, que dominan de forma creciente nuestra vida diaria, no nos hagan perder nuestra “alma”, nuestra existencia como sujeto personal y responsable. Debemos estar alerta para no convertirnos en puro instinto, en puro placer, en puro poder, en hombres-masa, y tal vez en pura humanidad.
La meta irrenunciable será conseguir ser auténticamente hombre, auténticamente humano. Auténticamente humano: tal podría ser la descripción elemental, lapidaria, del sentido de la vida que podrían compartir hoy hombres de la más diversa procedencia, nacionalidad, cultura y religión.
¿Y el cristiano? ¿La existencia cristiana no es algo más que la existencia humana? Pero los cristianos no ponen hoy en duda que un cristiano haya de ser auténticamente hombre y luchar por un mundo humano, por la libertad, la justicia, la paz y la conservación de la creación. Lo cristiano nunca ha de implicar menoscabo de lo humano. Ser cristiano no es “más” que ser hombre, en sentido cuantitativo; los cristianos no son superhombres. Pero lo cristiano sí puede implicar la ampliación, profundización, arraigamiento, más aún, radicalización de lo humano, al basar esa calidad humana en la fe en Dios y al tener como modelo de vida a Jesucristo.
Visto así, el cristianismo puede ser entendido como un humanismo perfectamente radical que, en esta tan contradictoria vida humana, en esta sociedad tan conflictiva, no sólo da su asentimiento a todo lo verdadero, bueno, bello y humano, como se decía antes, sino que también abarca inevitablemente valores no menos reales: lo no-verdadero, lo no-bueno, no-bello, incluso lo no-humano. El cristiano no puede eliminar todos esos valores negativos (sería una funesta ilusión que, haciendo caso omiso del hombre como tal, implicaría la forzosa obligación de ser feliz), pero sí puede combatirlos, conllevarlos, transformarlos. En resumen, ser cristiano significa practicar un humanismo que consigue asimilar no sólo todo lo positivo sino también todo lo negativo: sufrimiento, culpa, carencia de sentido, muerte, y eso debido a su última e inquebrantable confianza en Dios, una confianza que se basa no en los propios méritos, sino en la misericordia divina.
¿No será esto también una ilusión ajena a la realidad? No: esto ya lo vivió quien ha de ser guía de los cristianos, “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6), y que lo vivió con esa fundamental radicalidad de lo humano. Sobre esa base religiosa debe ser posible alcanzar la propia identidad psíquica, liberándonos de la angustia, pero también la solidaridad social, liberándonos de la resignación causada por las servidumbres objetivas.

Más aún: con esa fe que confía debería ser posible hallar un sentido a la vida incluso allí donde tiene que capitular la razón pura, en vista del sufrimiento absurdo, de la miseria inconmensurable, de la culpa imperdonable. En otra ocasión he resumido lo esencial del cristianismo en una breve fórmula que desde entonces me ha ayudado a caminar por una vida de penas y alegrías, de éxito y dolor:
Siguiendo a Jesucristo
El hombre puede, en el mundo de hoy,
Vivir, obrar, sufrir, morir,
De modo auténticamente humano,
En la dicha y la desdicha, en la vida y en la muerte,
Sostenido por Dios y ayudando a los hombres.
(Hans Küng, Ser cristiano, Cristiandad, Madrid, 1978, p. 759.
El credo también apunta, en último término, a un nuevo sentido de la vida y a una nueva manera de obrar, a un camino alimentado por la esperanza, basado en la fe y consumado en la caridad. Fe, esperanza, caridad: esta fórmula puede resumir, para un cristiano, el sentido de la vida, “pero la mayor de todas es la caridad” (1 Cor 13, 13).

martes, 12 de febrero de 2008

Voces griegas (y latinas) desde Castellón (XVII)


Por otorgar el lugar de honor, colocándola en el último lugar de nuestro anterior artículo, a la parábola del buen samaritano, no concluimos nuestro repaso a Lucas.
En este nuevo capítulo, finalizamos lo que el tercer evangelista recoge sobre las indicaciones de Jesús relativas a las relaciones humanas.
En otro momento, Jesús hace un bonito elogio de la generosidad, virtud muy importante en las relaciones humanas.
La traducción escogida no es como las anteriores; nos parece más acertada la de Juan Mateos en Ediciones Cristiandad.

No se enciende una lámpara para meterla en el sótano; se pone en el candelero para que los que entran vean la luz. La esplendidez da el valor a la persona. Cuando eres desprendido, toda tu persona vale; en cambio, si eres tacaño, tu persona es miserable. Por eso, cuidado con que tu valer no sea sólo miseria. Si eres generoso de arriba abajo, sin tener ni tanto así de miseria, entonces vales todo entero. Así es cuando la esplendidez te ilumina con su brillo. (Lc 11, 33-36)
Nemo lucernam accendit et in abscondito ponit neque sub modio sed supra candelabrum, ut, qui ingrediuntur, lumen videant. Lucerna corporis est oculus tuus. Si oculus tuus fuerit simplex, totum corpus tuum lucidum erit; si autem nequam fuerit, etiam corpus tuum tenebrosum erit. Vide ergo, ne lumen, quod in te est, tenebrae sint. Si ergo corpus tuum totum lucidum fuerit non habens aliquam partem tenebrarum, erit lucidum totum, sicut quando lucerna in fulgore suo illuminat te ”.
Οὐδεὶς λύχνον ἅψας εἰς κρύπτην τίθησιν [οὐδὲ ὑπὸ τὸν μόδιον] ἀλλ' ἐπὶ τὴν λυχνίαν, ἵνα οἱ εἰσπορευόμενοι τὸ φῶς βλέπωσιν. ὁ λύχνος τοῦ σώματός ἐστιν ὁ ὀφθαλμός σου. ὅταν ὁ ὀφθαλμός σου ἁπλοῦς ᾖ, καὶ ὅλον τὸ σῶμά σου φωτεινόν ἐστιν· ἐπὰν δὲ πονηρὸς ᾖ, καὶ τὸ σῶμά σου σκοτεινόν. σκόπει οὖν μὴ τὸ φῶς τὸ ἐν σοὶ σκότος ἐστίν. εἰ οὖν τὸ σῶμά σου ὅλον φωτεινόν, μὴ ἔχον μέρος τι σκοτεινόν, ἔσται φωτεινὸν ὅλον ὡς ὅταν ὁ λύχνος τῇ ἀστραπῇ φωτίζῃ σε.

Ya hemos hablado de la necesidad de perdonar. En Lucas, nos volvemos a encontrar con un pasaje de este tipo:
Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ""Me arrepiento"", le perdonarás. (Lc 17, 3-4)
Si peccaverit frater tuus, increpa illum et, si paenitentiam egerit, dimitte illi; et si septies in die peccaverit in te et septies conversus fuerit ad te dicens: “Paenitet me”, dimittes illi ”.
ἐὰν ἁμάρτῃ ὁ ἀδελφός σου ἐπιτίμησον αὐτῷ, καὶ ἐὰν μετανοήσῃ ἄφες αὐτῷ· καὶ ἐὰν ἑπτάκις τῆς ἡμέρας ἁμαρτήσῃ εἰς σὲ καὶ ἑπτάκις ἐπιστρέψῃ πρὸς σὲ λέγων, Μετανοῶ, ἀφήσεις αὐτῷ.

Si ya habíamos aportado ejemplos en otros evangelistas sobre el perdón, también ha aparecido la necesidad de ser más servidores de los demás, que servirnos de ello.
Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores; pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve. Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. (Lc 22, 25-27)
Reges gentium dominantur eorum; et, qui potestatem habent super eos, benefici vocantur. Vos autem non sic, sed qui maior est in vobis, fiat sicut iunior; et, qui praecessor est, sicut ministrator. Nam quis maior est: qui recumbit, an qui ministrat? Nonne qui recumbit? Ego autem in medio vestrum sum, sicut qui ministrat.
Οἱ βασιλεῖς τῶν ἐθνῶν κυριεύουσιν αὐτῶν καὶ οἱ ἐξουσιάζοντες αὐτῶν εὐεργέται καλοῦνται. ὑμεῖς δὲ οὐχ οὕτως, ἀλλ' ὁ μείζων ἐν ὑμῖν γινέσθω ὡς ὁ νεώτερος, καὶ ὁ ἡγούμενος ὡς ὁ διακονῶν. τίς γὰρ μείζων, ὁ ἀνακείμενος · ὁ διακονῶν; οὐχὶ ὁ ἀνακείμενος; ἐγὼ δὲ ἐν μέσῳ ὑμῶν εἰμι ὡς ὁ διακονῶν.

Pero ahora, y puesto que estamos presentando a Jesús en este capítulo de Voces griegas y latinas, deberemos responder a la pregunta ¿Quién es Jesús?
Nos va a dar la respuesta el teólogo belga, de lengua flamenca, Edward Schillebeeckx. La hallamos en el libro Soy un teólogo feliz, del año 1993, presentado como una entrevista con Francesco Strazzari. En esa entrevista el italiano pregunta al belga:
Usted ha dicho y escrito muchas veces que Jesucristo es el centro de su reflexión teológica. Hay quienes manifiestan ciertas reticencias sobre “su” Jesús. Pero, ¿quién es Jesús para usted?
Es el don gratuito de Dios. La creación en cuanto tal es un don gratuito de Dios, que ha puesto al hombre en su autonomía. La creación es el presupuesto para entrar en relación con Dios. Él, creando, ha colocado al hombre en su humanidad, y el hombre, en su espiritualidad autónoma, puede entrar en relación personal con Dios. A esta relación la llamamos gracia. La creación es una especie de gracia, pero no es la gracia de la vida teologal, es decir, el diálogo intenso entre el hombre y Dios. La creación es poner al hombre como otro respecto a Dios, y los dos pueden entrar en relación recíproca, intersubjetiva. La intersubjetividad entre el hombre-criatura y Dios es la vida de la gracia. Esto presupone la creación del hombre como una persona que puede entrar en relación con Dios. Antes de darse una intersubjetividad o una interpresonalidad, es decir, la vida de gracia entre Dios y el hombre, debe existir una criatura. Por tanto, hay distinción entre gracia y creación. La alianza entre Dios y el hombre es la intersubjetividad, es la vida teologal del hombre.
Esta vida teologal está concentrada de manera única en Cristo, porque en él se da la plenitud de relación entre Padre e Hijo. Nuestra vida teologal es una participación en la vida de Cristo. En su filiación divina. Nosotros participamos de la relación Padre-Hijo, no somos esta relación. Sólo Jesús es relación interpersonal, nosotros solamente tomamos parte en ella. Aquí está la unicidad de Jesucristo.
Las religiones orientales hablan de la relación con Dios, pero no de la revelación de Dios. No conocen este concepto. Hay en ellas una mística del hombre, que, en su interioridad, encuentra a Dios; una especie de redención realizada por el hombre mismo, que entra en sí mismo y encuentra a Dios en su intimidad. El origen de la relación con Dios es el hombre mismo.
Hay una gran diferencia entre estas religiones y las religiones monoteístas: en éstas, Dios, como persona, se comunica. En las religiones orientales se entra en el misterio, a menudo una especie de vacío. No hay oración, no se ruega a Dios: es, solamente, sentirse en el misterio. Hay en ellas algo que fascina, pero sólo en las religiones monoteístas se da el Dios personal al que podemos dirigirnos con confianza, como hijos que hablan a su padre.
... Si, por una parte, no se puede aceptar el exclusivismo de que la salvación esté concentrada sólo en Jesús, afirmo, por otra, la unicidad absoluta de Cristo en la historia de las religiones, sosteniendo el valor positivo de las religiones no cristianas, porque son humanas. El criterio es la humanización. Si se da una religión que ofende y destruye al hombre y la dignidad humana, se trata de de una religión que se niega a sí misma. Una religión que humilla al hombre es, por definición, una forma equivocada de creer en Dios o, por lo menos, una religión que ha perdido el sentido de su propia interpretación así como el contacto con sus raíces auténticas.
Son ideas muy densas, que deben ser desarrolladas y profundizadas. El sufrimiento del hombre, la muerte de los inocentes, las enfermedades; todo esto pone en cuestión el silencio de Dios, que, sin embargo, está presente de forma gratuita.
Dios que se da gratuitamente, Dios que habla callando e inquietando; todo esto lo considero fundamental para la espiritualidad cristiana. Se puede decir que la religión profética cristiana es una religión de abandono místico y, al mismo tiempo, una religión de alta profecía, que compromete contra las injusticias por la liberación y la felicidad del hombre. Abandono y compromiso son los dos pilares de la religión cristiana, mientras que las otras religiones se caracterizan más por el abandono. El compromiso contra la injusticia es, para nosotros, esencial. Ahí es donde está la apuesta de Jesús mismo. Incluso sobre cruz el cristiano ve la presencia gratuita, elocuente, benévola de Dios. Que no quiere el sufrimiento, presente en la estructura misma de la creación. Dios está para vencer el mal y la injusticia. El hombre puede querer el mal, pero Dios no está obligado por este querer del hombre. Dios se opone a él con la mediación del hombre, que está llamado a luchar contra el mal.
Hasta aquí este, en verdad, denso, pero interesante, pasaje del teólogo belga.

martes, 5 de febrero de 2008

Voces griegas (y latinas) desde Castellón (XVI)

El anterior número de esta serie, dedicada a la voz de Jesús, tuvo un carácter especial con referencias al evangelio del domingo en que se publicó y que nos permitieron hablar sobre la importancia de la traducción del evangelio y ofrecer unas reflexiones de José Antonio Pagola, que acaba de publicar precisamente un libro sobre Jesucristo. Nos referimos también a la polémica suscitada, a propósito de este libro, entre partidarios y detractores.
Finalmente creímos conveniente aportar un resumen amplio de un breve artículo de Juan José Garrido sobre esa corriente tan interesante y fructífera como fue el humanismo cristiano del siglo XX.
En nuestro artículo de hoy seguimos con la selección de textos del tercer evangelista, Lucas.
La voz de Jesús (3)
Comenzamos con un fragmento muy exigente, a veces mal interpretado, sobre todo en lo referente a lo de la mejilla (aquí se puede leer una buena explicación de aquello de "la otra mejilla", aunque aplicado a Mateo 5, 39), que establece como actitud del cristiano el amor a los enemigos. Se incluye aquí también la ya anunciada Regla de oro.
Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. (Lc 6, 27-31)
Diligite inimicos vestros, bene facite his, qui vos oderunt; benedicite male dicentibus vobis, orate pro calumniantibus vos. Ei, qui te percutit in maxillam, praebe et alteram; et ab eo, qui aufert tibi vestimentum, etiam tunicam noli prohibere. Omni petenti te tribue; et ab eo, qui aufert, quae tua sunt, ne repetas. Et prout vultis, ut faciant vobis homines, facite illis similiter.

᾿Αλλἀ ὑμῖν λέγω τοῖς ἀκούουσιν, ἀγαπᾶτε τοὺς ἐχθροὺς ὑμῶν, καλῶς ποιεῖτε τοῖς μισοῦσιν ὑμᾶς, εὐλογεῖτε τοὺς καταρωμένους ὑμᾶς, προσεύχεσθε περὶ τῶν ἐπηρεαζόντων ὑμᾶς. τῷ τύπτοντί σε ἐπὶ τὴν σιαγόνα πάρεχε καὶ τὴν ἄλλην, καὶ ἀπὸ τοῦ αἴροντός σου τὸ ἱμάτιον καὶ τὸν χιτῶνα μὴ κωλύσῃς. παντὶ αἰτοῦντί σε δίδου, καὶ ἀπὸ τοῦ αἴροντος τὰ σὰ μὴ ἀπαίτει. καὶ καθὼς θέλετε ἵνα ποιῶσιν ὑμῖν οἱ ἄνθρωποι, ποιεῖτε αὐτοῖς ὁμοίως.


Ya hemos visto en otro evangelista la idea del no juzgar (y prejuzgar, añadimos nosotros), de perdonar, de ser generosos.
No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante. Porque con la medida con que midáis se os medirá. (Lc 6, 37-38)
Et nolite iudicare et non iudicabimini; et nolite condemnare et non condemnabimini. Dimittite et dimittemini; date, et dabitur vobis: mensuram bonam, confertam, coagitatam, supereffluentem dabunt in sinum vestrum; eadem quippe mensura, qua mensi fueritis, remetietur vobis.
Καὶ μὴ κρίνετε, καὶ οὐ μὴ κριθῆτε· καὶ μὴ καταδικάζετε, καὶ οὐ μὴ καταδικασθῆτε. ἀπολύετε, καὶ ἀπολυθήσεσθε· δίδοτε, καὶ δοθήσεται ὑμῖν· μέτρον καλὸν πεπιεσμένον σεσαλευμένον ὑπερεκχυννόμενον δώσουσιν εἰς τὸν κόλπον ὑμῶν· ᾧ γἀρ μέτρῳ μετρεῖτε ἀντιμετρηθήσεται ὑμῖν.


También hemos visto antes la gran facilidad con que vemos los defectos ajenos y no reparamos en nuestras debilidades.
Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo", no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano. «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca. (Lc 6, 41-45).
Quid autem vides festucam in oculo fratris tui, trabem autem, quae in oculo tuo est, non consideras? Quomodo potes dicere fratri tuo: “Frater, sine eiciam festucam, quae est in oculo tuo”, ipse in oculo tuo trabem non videns? Hypocrita, eice primum trabem de oculo tuo et tunc perspicies, ut educas festucam, quae est in oculo fratris tui. Non est enim arbor bona faciens fructum malum, neque iterum arbor mala faciens fructum bonum. Unaquaeque enim arbor de fructu suo cognoscitur; neque enim de spinis colligunt ficus, neque de rubo vindemiant uvam. Bonus homo de bono thesauro cordis profert bonum, et malus homo de malo profert malum: ex abundantia enim cordis os eius loquitur.

Τί δὲ βλέπεις τὸ κάρφος τὸ ἐν τῷ ὀφθαλμῷ τοῦ ἀδελφοῦ σου, τὴν δὲ δοκὸν τὴν ἐν τῷ ἰδίῳ ὀφθαλμῷ οὐ κατανοεῖς; πῶς δύνασαι λέγειν τῷ ἀδελφῷ σου, ᾿Αδελφέ, ἄφες ἐκβάλω τὸ κάρφος τὸ ἐν τῷ ὀφθαλμῷ σου, αὐτὸς τὴν ἐν τῷ ὀφθαλμῷ σοῦ δοκὸν οὐ βλέπων; ὑποκριτά, ἔκβαλε πρῶτον τὴν δοκὸν ἐκ τοῦ ὀφθαλμοῦ σοῦ, καὶ τότε διαβλέψεις τὸ κάρφος τὸ ἐν τῷ ὀφθαλμῷ τοῦ ἀδελφοῦ σου ἐκβαλεῖν. Οὐ γὰρ ἐστιν δένδρον καλὸν ποιοῦν καρπὸν σαπρόν, οὐδὲ πάλιν δένδρον σαπρὸν ποιοῦν καρπὸν καλόν. ἕκαστον γὰρ δένδρον ἐκ τοῦ ἰδίου καρποῦ γινώσκεται· οὐ γάρ ἐξ ἀκανθῶν συλλέγουσιν σῦκα, οὐδὲ ἐκ βάτου σταφυλὴν τρυγῶσιν. ὁ ἀγαθὸς ἄνθρωπος ἐκ τοῦ ἀγαθοῦ θησαυροῦ τῆς καρδίας προφέρει τὸ ἀγαθόν, καὶ ὁ πονηρὸς ἐκ τοῦ πονηροῦ προφέρει τὸ πονηρόν· ἐκ γὰρ περισσεύματος καρδίας λαλεῖ τὸ στόμα αὐτοῦ.


La conocida parábola del “buen” samaritano es toda una lección de compasión, de preocupación y de cuidado hacia las personas necesitadas. Hay que usar muchas veces aceite y vino para curar heridas, antes de vendarlas. Hay, a veces, que subir en nuestra cabalgadura a otras personas. El final es una gran apelación a nuestra actitud. Se puede leer el comentario de Pagola sobre la parábola y otro más extenso sobre la esencia del mensaje de Jesús, si el servidor nos lo permite.


Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: ""Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva."" ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo. (Lc 10, 30-37)
Homo quidam descendebat ab Ierusalem in Iericho et incidit in latrones, qui etiam despoliaverunt eum et, plagis impositis, abierunt, semivivo relicto. Accidit autem, ut sacerdos quidam descenderet eadem via et, viso illo, praeterivit; similiter et Levita, cum esset secus locum et videret eum, pertransiit. Samaritanus autem quidam iter faciens, venit secus eum et videns eum misericordia motus est, et appropians alligavit vulnera eius infundens oleum et vinum; et imponens illum in iumentum suum duxit in stabulum et curam eius egit. Et altera die protulit duos denarios et dedit stabulario et ait: “Curam illius habe, et, quodcumque supererogaveris, ego, cum rediero, reddam tibi”. Quis horum trium videtur tibi proximus fuisse illi, qui incidit in latrones?” At ille dixit: “ Qui fecit misericordiam in illum ”. Et ait illi Iesus: “ Vade et tu fac similiter ”.
᾿Ανθρωπός τις κατέβαινεν ἀπὸ ᾿Ιερουσαλὴμ εἰς ᾿Ιεριχὼ καὶ λῃσταῖς περιέπεσεν, οἳ καὶ ἐκδύσαντες αὐτὸν καὶ πληγὰς ἐπιθέντες ἀπῆλθον ἀφέντες ἡμιθανῆ. Κατὰ συγκυρίαν δὲ ἱερεύς τις κατέβαινεν ἐν τῇ ὁδῷ ἐκείνῃ, καὶ ἰδὼν αὐτὸν ἀντιπαρῆλθεν· ὁμοίως δὲ καὶ Λευίτης [γενόμενος] κατὰ τὸν τόπον ἐλθὼν καὶ ἰδὼν ἀντιπαρῆλθεν. Σαμαρίτης δέ τις ὁδεύων ἦλθεν κατ᾿ αὐτὸν καὶ ἰδὼν ἐσπλαγχνίσθη, καὶ προσελθὼν κατέδησεν τὰ τραύματα αὐτοῦ ἐπιχέων ἔλαιον καὶ οἶνον, ἐπιβιβάσας δὲ αὐτὸν ἐπὶ τὸ ἴδιον κτῆνος ἤγαγεν αὐτὸν εἰς πανδοχεῖον καὶ ἐπεμελήθη αὐτοῦ. καὶ ἐπὶ τὴν αὔριον ἐκβαλὼν ἔδωκεν δύο δηνάρια τῷ πανδοχεῖ καὶ εἶπεν, ᾿Επιμελήθητι αὐτοῦ, καὶ ὅ τι ἀν προσδαπανήσῃς ἐγὼ ἐν τῷ ἐπανέρχεσθαί με ἀποδώσω σοι. τίς τούτων τῶν τριῶν πλησίον δοκεῖ σοι γεγονέναι τοῦ ἐμπεσόντος εἰς τοὺς λῃστἀς; ὁ δὲ εἶπεν, ῾Ο ποιήσας τὸ ἔλεος μετ' αὐτοῦ. εἶπεν δὲ αὐτῷ ὁ ᾿Ιησοῦς, Πορεύου καὶ σὺ ποίει ὁμοίως.


Es un relato precioso, cuyo texto griego, por cierto, permite realizar un estudio detallado de la morfología verbal griega; hay verbos de todo tipo y en modos y tiempos muy variados: aoristos radicales temáticos de verbos compuestos o no (κατέβαινεν, ἀντιπαρῆλθεν, ἤγαγεν, εἶπεν), aoristos sigmáticos de verbos compuestos (περιέπεσεν, κατέδησεν), verbos con dos preverbios (ἀντιπαρῆλθεν), aoristos pasivos (ἐπεμελήθη), aoristos de verbos atemáticos (ἔδωκεν), participios de aoristo sigmáticos y temáticos (ἐκδύσαντες, ἐκβαλὼν, ἰδὼν, ποιήσας, ἐπιθέντες), particpios de presente (ὁδεύων), imperativos activos (ποίει), pasivos (᾿Επιμελήθητι) y medios (Πορεύου), futuros (ἀποδώσω), infinitivos en voz media (ἐπανέρχεσθαί), subjuntivos de aoristo (προσδαπανήσῃς) y más.
Merece ocupar el final, lugar de honor, de este artículo, y lo va a hacer en forma de video; puede parecer algo infantil, pero le da a nuestro artículo de hoy un toque diferenciador. La visión del video, con sus dibujos animados, como he dicho, nos puede parecer pueril, pero la sencillez del relato evangélico es directamente proporcional a la importancia del mensaje que transmite.
Sólo queremos que se lea detenidamente el fragmento evangélico y se reflexione, con la ayuda de los comentarios de Pagola; seguro que sacamos una aplicación conveniente para nuestras relaciones personales.