lunes, 23 de junio de 2008

Las dos Ifigenias (XII)

El coro, Ifigenia, Clitemnestra Aquiles y Patroclo cantan que nunca se han desposado en el altar de Himeneo esposos tan felices y amantes más tiernos.

IPHIGENIE, CLYTEMNESTRE, ACHILLE, PATROCLE, CHŒUR
Jamais, à tes autels,
Le plus saint des serments,
Favorable Hymenée,
N'enchaîna la destinée
De plus heureux époux,
De plus tendres amants.

En la escena cuarta aparece Arcas que, cuando Aquiles invita a Ifigenia a dirigirse al altar para la boda, exclama que no puede guardar por más tiempo un silencio culpable y se muestra contrario a que la joven se dirija al funesto altar.

ARCAS
Je ne puis plus garder un coupable silence,
Infortunés amants, où courez­-vous?
O ciel! Non, non, vous n'irez pas
A cet autel funeste.


Aquiles le pregunta qué es lo que dice y Clitemnestra siente escalofríos. Arcas desvela la verdad:

ARCAS
Votre époux, instrument
De la fureur céleste,
Attend sa fille au temple,
Et c'est pour l'immoler.

Sorpresa e incredulidad general.
Después, indignación (Fut­-il jamais conçu de projet plus affreux?).
Arcas señala la víctima del sacrificio:

Oui, c'est Iphigénie oui, voilà la victime que demandent les Dieux.

Los tesalios se muestran dispuestos a evitar tal impío sacrificio y a morir, para conservar la vida de Ifigenia.
Clitemnestra solicita la ayuda de Aquiles con el cual quería realmente desposar a su hija.
Sigue el aria Par un père cruel à la mort condamnée, iniciada en las notas del oboe. En dicha aria Clitemnestra canta que su hija sólo tiene a Aquiles como defensor, ya que ha sido condenada por un padre cruel y abandonada por los dioses. Aquiles es ahora su padre, su esposo, su protección y sus dioses. Él es la única esperanza de Clitemnestra y la rabia que asoma en los ojos del héroe le asegura que esa esperanza no la perderá.

CLYTEMNESTRE
Seigneur, j'embrasse vos genoux!
Ayez pitié de cette infortunée
Sur ces bords malheureux je l'avais amenée,
Dans l'espoir de l'unir à vous.
Par un père cruel à la mort condamnée,
Et par les Dieux abandonnée,
Elle n'a que vous seul;
Vous êtes dans ces lieux
Son pére, son époux, son asile, et ses Dieux.
Vous remplirez mon espérance,
Vous défendrez des jours si précieux,
Le courroux éclatant,
Qui parait dans vos yeux,
M'en donne l'assurance.
Sans vous, sans vos secours,
Nous la perdrons tous deux,
C'en estlait de ses jours!


Las mismas notas melancólicas del oboe ponen fin a esta bella y sentida aria, que ofrecemos en la versión en alemán a cargo de Inge Borkh:


Aquiles le asegura que ni Agamenón ni los griegos arrebatarán a Ifigenia de sus brazos. Les pide que se vayan y él esperará allí a Agamenón. Ifigenia no está dispuesta a abandonarlo. Aquiles expresa su furia porque Agamenón ha usado su nombre para matar a su hija. Nada puede salvar a Agamenón de su furor. Ifigenia le recuerda que Agamenón es su padre.
Sigue un trio entre Ifigenia, Clitemnestra y Aquiles en el que la primera manifiesta que ama a su padre, Clitemnestra la crueldad de su esposa, capaz de atravesar su pecho, y Aquiles que no ve en Agamenón más que un pérfido asesino. Después cada uno pide al cielo una cosa: Ifigenia que desaparezcan sus miedos, Clitemnestra que mantenga su valor y su esperanza y Aquiles que entregue a su rabia a un ser tan despiadado.

IPHIGENIE
Ciel, détourne l'orage,
Dissipe mon effroi.
O ciel, exauce-­moi
CLYTEMNESTRE
Ciel, soutiens mon courage,
Je n'espère qu'en toi!
IPHIGENIE
Ciel, détourne l'orage,
Dissipe mon effroi!
ACHILLE
Ciel, dévoue à ma rage
Un inhumain sans foi!
IPHIGENIE, CLYTEMNESTRE, ACHILLE
O ciel exauce-­moi,
Détourne l'orage
Dissipe mon effroi,
Soutiens mon courage
Je n'espère qu'en toi
Dévoue à ma rage
Un inhumain sans foi.


En la escena quinta Aquiles pide ayuda a Patroclo, para que comunique a Ifigenia que se sabrá dominar y no dar muerte a quien dio vida a la joven.

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