martes, 1 de julio de 2008

Ganimedes, el elegido de Zeus (I)

En nuestro nuevo post estamos de nuevo ante la combinación de tres elementos: el mito griego, la poesía de Goethe y la música de Franz Schubert. En esta ocasión el protagonista es Ganimedes.
Del Diccionario de mitología griega y romana de Pierre Grimal extraemos la siguiente información:
El joven troyano, hijo de Tros (en otras versiones, hijo de Laomedonte, que en otras genealogías es su sobrino, ya que es hijo de su hermano Ilo) y descendiente de Dárdano. Ganimedes era joven, apenas adolescente, y guardaba los rebaños de su padre en las montañas que rodean la ciudad de Troya, y en concreto el monte Ida, cuando fue raptado por Zeus y llevado al Olimpo. Su belleza - Ganimedes pasaba por ser “el más bello de los mortales”- había inflamado de amor al más poderoso de los dioses. En el Olimpo servía de copero; él escanciaba el néctar en la copa de Zeus y reemplazaba en esta función a Hebe, la divinidad de la juventud.
Sobre los detalles del rapto discrepan las tradiciones; ora es el propio Zeus quien roba al niño, ora encarga de esta misión a su ave favorita, el águila, la cual, cogiendo en sus garras al adolescente, se lo lleva por los aires.
Decíase también que Zeus había adoptado la figura de águila, del mismo modo que había tomado la de muchos animales y variados seres con el fin de satisfacer sus pasiones amorosas. Pero se contaba también que el raptor había sido Minos, o Tántalo, o incluso Eos (la Aurora).

El lugar donde se efectuó el rapto varía también según los autores. Por lo general se sitúa en el Ida de Tróade o las montañas vecinas; a veces en Creta y aun en Eubea o en Misia, en el pueblo de Hárpage (cuyo nombre evoca la idea de “quitar”, en griego ἁρπαγή significa “botín, rapiña, robo”).
En compensación del rapto, Zeus regaló al padre del niño unos caballos divinos o una cepa de oro, obra de Hefesto. El águila que había arrebatado a Ganimedes fue transformada en constelación.

Hasta aquí el núcleo fundamental del mito. Pero creemos conveniente hacer un breve repaso por la presencia de Ganimedes en textos clásicos griegos y romanos, así como en algunos posteriores.
En la primera gran obra griega, la Ilíada de Homero (V 265 y siguientes) Diomedes nos informa del carácter de estos divinos caballos que Zeus regaló a Tros. La traducción es de Luis Segalá:
Mirándole con torva faz, le respondió el fuerte Diomedes:
— No me hables de huir, pues no creo que me persuadas. Sería impropio de mí batirme en retirada o amedrentarme. Mis fuerzas aún siguen sin menoscabo. Desdeño subir al carro, y tal como estoy iré a encontrarlos pues Palas Atenea no me deja temblar. Sus ágiles corceles no los llevarán lejos de aquí, si es que alguno de aquellos puede escapar. Otra cosa voy a decir, que tendrás muy presente: Si la sabia Atenea me concede la gloria de matar a entrambos, sujeta estos veloces caballos, amarrando las bridas al barandal, y apodérate de los corceles de Eneas para sacarlos de los teucros y traerlos a los aqueos de hermosas grebas; pues pertenecen a la raza de aquellos que el longividente Zeus dio a Tros en pago de su hijo Ganimedes, y son, por tanto, los mejores de cuantos viven debajo del sol y de la aurora. Anquises, rey de hombres, logró adquirir, a hurto, caballos de esta raza ayuntando yeguas con aquellos sin que Laomedonte lo advirtiera; naciéronle seis en el palacio, crió cuatro en su pesebre y dio esos dos
a Eneas, que pone en fuga a sus enemigos. Si los cogiéramos, alcanzaríamos gloria no pequeña.

En XX, 232 y siguientes se nos ofrece una breve genealogía troyana y se nos habla de la belleza de Ganimedes:
Primero Zeus, que amontona las nubes, engendró a Dárdano, y éste fundó la Dardania al pie del Ida, en manantiales abundoso; pues aún la sacra Ilión, ciudad de hombres de voz articulada, no había sido edificada en la llanura. Dárdano tuvo por hijo al rey Erictonio, que fue el más opulento de los mortales hombres: poseía tres mil yeguas que, ufanas de sus tiernos potros, pacían junto a un pantano. — El Bóreas enamoróse de algunas de las que vio pacer, y transfigurado en caballo de negras crines, hubo de ellas doce potros que en la fértil tierra saltaban por encima de las mieses sin romper las espigas y en el ancho dorso del espumoso mar corrían sobre las mismas olas— Erictonio fue padre de Tros, que reinó sobre los troyanos; y éste dio el ser a tres hijos irreprensibles: Ilo, Asáraco y el deiforme Ganimedes, el más hermoso de los hombres, a quien arrebataron los dioses a causa de su belleza para que escanciara el néctar a Zeus y viviera con los inmortales.

El poeta Píndaro hace dos alusiones al joven troyano.
En la Olímpica I, dedicada a Hierón de Siracusa, por su victoria en Olimpia en la carrera de caballos, el poeta compara a Hierón con Pélope, el hijo de Tántalo, a quien, según Píndaro, Posidón raptó, capturado por el deseo, y convirtió en copero de los dioses. Posteriormente llegó Ganimedes al Olimpo a realizar la misma función.
¡Hijo de Tántalo! En contra de lo dicho por mis predecesores afirmaré que, cuando tu padre invitó a los dioses al muy irreprochable festejo en su querida Sípilo, para ofrecerles un banquete en reciprocidad, entonces el del brillante tridente te arrebató, domeñados sus sentidos por el deseo, y en áureo carro te subió a la morada excelsa de Zeus, el muy honorado; allí en posterior ocasión llegó también Ganimedes para aprestar a Zeus el mismo servicio.
(Píndaro, Olímpica I, 37-45; traducción de Emilio Suárez de la Torre, en Cátedra).

En la Olímpica X, dedicada al niño Hagesidamo, de Locros Epicefirios, en la Magna Grecia, vencedor en pugilato, Píndaro cierra la composición comparando, de forma elogiosa, al niño vencedor en el pugilato con Ganimedes, a quien equipara en belleza.
Al hijo seductor de Arquéstrato he elogiado, pues le vi vencer con la fuerza de su puño junto al altar de Olimpia en aquella ocasión: poseía esa mezcla de hermosura externa y lozanía que antaño a Ganimedes libró de la muerte, que a nadie respeta, con la ayuda de la Cípride.
(Píndaro, Olímpica X, 99-105; traducción de Emilio Suárez de la Torre, en Cátedra).

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