domingo, 29 de octubre de 2006

II Día Valenciano del Canto Coral

Hoy he asistido como espectador en el Auditorio y Palacio de Congresos de Castelló al II Día Valenciano del Canto Coral. Este acto ha sido organizado por la FECOCOVA.

He dicho como espectador, porque el año pasado, en la primera edición de este día, que se celebró en el Palau de la Música de Valencia, tuve la suerte de participar como coralista con mi coral, Vicent Ripollés, representando a la provincia de Castellón, junto a la coral Francisco Vallejos de Torrevieja y los Pequeños Cantores de Valencia.

En este 2006 han participado las siguientes agrupaciones:
Coral Ambrosio Cotes de Villena (Alicante) con Antonio Milán como director, el Orfeó Universitari de la Universitat Jaume I de Castelló, dirigido por Óscar Ventura, el Cor Polifònic "Ciutat de Xàtiva" de Valencia, que dirige Félix Vela y el Cor Jove de la Federació de Cors de la Comunitat Valenciana, preparado por Sergi Bosch.

El acto, además de significar un homenaje a la labor que llevan a cabo las diferentes agrupaciones corales de la Comunidad Valenciana, ha servido para rendir un sentido homenaje a la compositora castellonense, Matilde Salvador.

Autora prolífica, siempre ha sentido predilección por la voz humana, a la que considera el mejor instrumento, al tiempo que ha musicado textos de poetas valencianos o catalanes como Fuster, Casp, Espriu, Bernat Artola o Miquel Peris.

La ciudad de Castelló la ha nombrado Hija Predilecta y le ha dado su nombre a un instituto de educación secundaria.
Como no, la música de Matilde ha sonado hoy también en el Auditorio, ya que dos agrupaciones participantes han cantado obras suyas. La obra que ha servido como canto común y colofón del acto ha sido la emocionante Nadala del Desert, una de las piezas que componen el retablo navideño El Betlem de la Pigà, que con letra de Miquel Peris, se representa todos los años en los días previos a la Navidad.



El canto coral, o la música en general, son una de las manifestaciones más antiguas de la actividad humana y tuvieron en la Antigüedad Clásica un gran cultivo. Hablar de la música en la Antigua Grecia, por ejemplo, nos llevaría años. La importancia que la música tuvo entre los antiguos griegos es bien conocida. La práctica musical, unida a la poesía y al teatro ocupó un lugar privilegiado en la vida ciudadana, al menos en la época clásica, y el reconocimiento de su poder afectivo y ético hizo que fuera considerada como una actividad prioritaria para la educación de los niños.
Una bonita reflexión sobre la música la hace Arístides Quintiliano en su obra Sobre la música.
De dicha obra citamos algunos pasajes en la traducción de Luis Colomer y Begoña Gil, en la edición de Gredos:

Únicamente el arte mencionado antes, la música, se extiende por toda materia, por así decir, y atraviesa todo tiempo: ordena el alma con las bellezas de la armonía y conforma el cuerpo con ritmos convenientes; y es adecuada para los niños por los bines que se derivan de la melodía, pra los que vanzan en edad por transmitir las bellezas de la dicción métrica y, en una palabra, del discurso entero, y para los mayores porque explica la naturaleza de los números y la complejidad de las proporciones, porque revela las armonías que mediante estas proporciones existen en todos los cuerpos y, lo que en verdad es más importante y más definitivo, porque tiene la capacidad de suministrar las razones de lo que es más difícil de comprender a todos los hombres, el alma, tanto del alma individual, como del alma del universo (I, 2, 9-10)
Eficacia de la música
Las causas de la eficacia de la música son evidentes. Nuestro primer aprendizaje se produce por medio de semejanzas, que descubrimos atendiendo a los sentidos. Sin duda, la pintura y el arte plástico educan sólo mediante la vista y, sin embargo, estimulan el alma y la conmueven; ¿cómo, pues, no la iba a cautivar la música que hace la imitación no por medio de un solo sentido sino de más? (II, 4, 56, 9-10)
Omnipresencia de la música en la vida social
Verdaderamente, no hay acción entre los hombres que se realice sin música. Los himnos divinos y las ofrendas son ordenados con música; las fiestas privadas y las festividades públicas de las ciudades son magnificadas con ella;los combates y las marchas se inician y se detienen mediante música. También hace menos penosas las navegaciones y el remar, y los más pesados trabajos artesanos, produciendo un alivio en las fatigas. (II, 4, 57, 20).
Conclusión
Por consiguiente, que hemos de educar a los jóvenes con música y que nosotros mismos debemos dedicarnos a ella durante toda la vida siempre que nos fuera posible, es algo que nadie, pienso yo, puede negar. (II, 6, 65, 20).
Sirva pues también esta referencia nuestra al acto hoy celebrado en Castellón como homenaje al canto coral valenciano y a Matilde Salvador Segarra.

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