sábado, 17 de marzo de 2007

Filoctetes revisitado (II, las sentencias dentro del argumento y la estructura. Cuarta y última parte)


Es ésta la última parte de este segundo bloque en el que, dentro de un todo dedicado a analizar la tragedia Filoctetes de Sófocles, hemos repasado las sentencias presentes en la obra, al tiempo que hemos hecho un resumen, bastante completo, del argumento y la estructura de la obra.
Se inicia ahora el estásimo 3º, sustituido por un diálogo lírico (1081-1217) entre Filoctetes y el coro.
Nuestro héroe se dirige a la caverna, que ha sido su morada en la isla, lamentando su actual situación, privado de su medio de vida. El coro le recuerda que él mismo es el culpable de su situación, ya que se ha obcecado en su postura de intransigencia. Filoctetes insiste en su infortunio y desea para quien se lo causa un sufrimiento equiparable. El coro le recuerda que lo que le acaece es un destino de los dioses y una trampa de su mano, con lo que se alía con Ulises y Neoptólemo.
1116-1118 Un destino, un destino de los dioses, y no una trampa de mi mano, te ha alcanzado (πότμος πότμος σε δαιμόνων / τάδ᾿, οὐδὲ σέ γε δόλος / ἔσχ᾿ ὑπὸ χειρὸς ἐμᾶς).
Filoctetes imagina ahora a Ulises riéndose de él con su arco en las manos y, dirigiéndose a su arma perdida, le dice que será testigo de vergonzosas acciones por parte de su nuevo dueño, Ulises.
El coro le replica con una sentencia, dirigida a la anterior intervención de Ulises, a quien, en cierto modo, disculpa, porque es sólo el ejecutor de una orden de todo el ejército griego:
1140-1142 Es propio del hombre (s c. honrado) decir razonablemente lo que es justo, pero, una vez dicho, no echar en cara palabras mortificantes que resulten odiosas. Y aquél, único designado para esto entre muchos, lo llevó a cabo cumpliendo órdenes como ayuda común para sus amigos (ἀνδρός τοι τὸ μὲν εὖ δίκαιον εἰπεῖν, / εἰπόντος δὲ μὴ φθονερὰν / ἐξῶσαι γλώσσας ὀδύναν. / κεῖνος δ᾿ εἷς ἀπὸ πολλῶν / ταχθεὶς τοῦτ᾿ ἐφημοσύνᾳ / κοινὰν ἤνυσεν ἐς φίλους ἀρωγάν).
Filoctetes se dirige ahora a los animales a quienes antes cazaba, invitándoles a acercarse a su gruta, pues ya no corren peligro; al contrario podrán ser ellos los que sacien su hambre con su carne.
El coro le recuerda que en su mano está rehuir el destino aciago que le aguarda; para ello utiliza una hermosa expresión:
1165-1168 Pero entiéndelo, entiéndelo bien: en tus manos está el regir este destino, pues es lamentable que lo alimentes, mientras seas incapaz de soportar el tremendo peso que lo acompaña (ἀλλὰ γνῶθ᾿, εὖ γνῶθ᾿ · ἐπὶ σοὶ / κῆρα τάνδ᾿ ἀποφεύγειν. / οἰκτρὰ γὰρ βόσκειν, ἀδαὴς δ᾿ / ἔχειν μυρίον ἄχθος ᾧ ξυνοικεῖ).
El coro manifiesta a Filoctetes que cree que lo mejor es que marche a Troya, a lo cual responde Filoctetes que, en ese caso, lo abandonen; después cambia de idea y hace regresar al coro, que ya se iba; el coro lo invita, de nuevo, a partir, pero Filoctetes se niega en redondo:
1198-1202 Nunca, nunca, tenlo por seguro, ni aunque el señor del fuego, el que lanza el rayo, venga a inflamarme con las llamaradas de sus relámpagos. ¡Que muera Ilión y los que están bajo sus muros, que todos ellos tuvieron el atrevimiento de despreciar este pobre pie mío! (οὐδέποτ᾿ οὐδέποτ᾿, ἴσθι τόδ᾿ ἔμπεδον, / οὐδ’ εἰ πυρφόρος ἀστεροπητὴς / βροντᾶς αὐγαῖς μ᾿εἶσι φλογίζων. / ἐρρέτω Ἴλιον, οἵ θ᾽ ὑπ᾽ ἐκείνῳ / πάντες ὅσοι τόδ᾿ ἔτλασαν ἐμοῦ ποδὸς / ἄρθρον ἀπῶσαι).
Le pide además un arma para suicidarse y, finalmente, entra en la cueva. El corifeo anuncia la llegada de Ulises y Neoptólemo en escena. Llegan discutiendo; Ulises quiere saber por qué Neoptólemo ha decidido volver ante Filoctetes y el hijo de Aquiles responde:
1224 Voy a enmendar cuantos yerros cometí antes (λύσων ὅσ᾿ ἐξήμαρτον ἐν τῷ πρὶν χρόνῳ).
Estos errores, aclara, son haberle obedecido a él y al ejército argivo; y a la pregunta de Ulises de qué acción inconveniente ha realizado Neoptólemo, éste responde:
1228 Someter a un hombre con engaños y embustes vergonzosos (ἀτάταισιν αἰσχραῖς ἄνδρα καὶ δόλοις ἑλών). Ulises sospecha la acción que Neoptólemo va a realizar: devolver el arco a Filoctetes.
1233 ¡Oh Zeus! ¿Qué dices? ¿No estarás pensando en devolvérselo? (ὦ Ζεῦ, τί λέξεις; οὔ τί που δοῦναι νοεῖς;)
1234 Sí, pues lo he obtenido de modo deshonroso y no lo poseo justamente (αἰσχρῶς γὰρ αὐτὰ κοὐ δίκῃ λαβὼν ἔχω).
Ulises dice a Neoptólemo que él mismo y el ejército aqueo le impedirán esa acción, afirmación que es tildada de poco ingeniosa:
1244 Aunque eres sagaz por naturaleza, no has dicho nada ingenioso (σοφὸς πεφυκὼς οὐδὲν ἐξαυδᾷς σοφόν).
A la réplica de Ulises que le acusa de pronunciar cosas y realizar acciones no ingeniosas, responde el joven:
1246 Pero, si son justas, son preferibles a las ingeniosas (ἀλλ᾿ εἰ δίκαια, τῶν σοφῶν κρείσσων τάδε).
Muestra, además, su propósito de reparar su error; para ello Sófocles hace intervenir a Neoptólemo en ἀντιλαβή respondiendo con un hemistiquio a Ulises y le adjudica todo el verso siguiente; la reiteración de las vocales α (11), ι (5), de la ρ (4) y de las nasales μ (3) y ν (6), dan al verso un aire de aliteración:
1248-1249 He cometido una falta vergonzosa y voy a intentar repararla (τὴν ἁμαρτίαν / αἰσχρὰν ἁμαρτὼν ἀναλαβεῖν πειράσομαι).
El joven no siente miedo ni de enfrentarse al ejército griego, porque la justicia está de su lado. Ulises hace ademán de desenvainar la espada, hecho que no intimida a Neoptólemo. Ulises se retira anunciando que informará al ejército de lo que ha ocurrido y se vengará de él. En este momento se produce lo que se conoce como puente escénico. Este recurso se produce cuando una escena está definida en su parte final por salida y entrada sucesiva de personajes, permaneciendo un actor en el escenario que despide al primero y anuncia al segundo, cuando uno y otro se encuentran fuera de la vista del público. En lo que respecta al número de versos que constituye cada una de las partes del puente, observaremos que en Filoctetes se equiparan, no proyectándose más énfasis sobre el que marcha que sobre el que ha de llegar. El fragmento es éste:
1259-1262: Has vuelto a tus cabales. Si razonas así de aquí en adelante estarás libre de lamentos. Y tú, hijo de Peante, Filoctetes, sal, abandona este refugio rocoso (ἐσωφρόνησας· κἂν τὰ λοίφ᾿ οὕτω φρονῇς, / ἴσως ἂν ἐκτὸς κλαυμάτων ἔχοις πόδα. / σὺ δ᾿, ὦ Ποίαντος παῖ, Φιλοκτήτην λέγω, ἔξελθ᾿, ἀμείψας τάσδε πετρήρεις στέγας.).
La llamada de Neoptólemo es señal firme de su adhesión a Filoctetes. Para éste significa la vuelta a la vida, para aquél, la decisión de salvar a Filoctetes. Esta secuencia forma parte de tercera y última sección de la pieza, que J. U.-Schmidt comprende bajo el título de “Ohnmacht des Wortes = impotencia o ineficacia de la palabra”, y enlaza dos de los cuatro pasajes que a su juicio componen este apartado: a) Ineficacia de la palabra de Ulises frente a Neoptólemo, y b) Ineficacia de la palabra de Neoptólemo frente a Filoctetes.
Neoptólemo llama a Filoctetes y le pide que escuche las noticias que le trae, cosa que asusta al tesalio:
1268-1269 Siento miedo, pues también antes me fue mal con bellas razones, cuando me dejé convencer por tus palabras (δέδοικ᾿ ἔγωγε. καὶ τὰ πρὶν γὰρ ἐκ λόγων / καλῶν κακῶς ἔπραξα, σοῖς πεισθεὶς λόγοις).
El recelo y la obstinación de Filoctetes se imponen a la voluntad de razonar y de persuasión de Neoptólemo:
1278-1279 Hubiera querido persuadirte con mis razones (ἀλλ᾿ ἤθελον μὲν ἄν σε πεισθῆναι λόγοις / ἐμοῖσιν).
La respuesta de Filoctetes, durísima
1280-1286 Todo lo que hables será en vano, pues nunca conseguirás tener mi ánimo bien dispuesto; tú, que me has privado de mi medio de vida quitándomelo con engaños, después me vienes a amonestar; tú, que has mostrado que eres un odioso hijo de un excelente padre. ¡Ojalá perezcáis los Atridas en primer lugar, el hijo de alertes y tú! (πάντα γὰρ φράσεις μάτην· / οὐ γάρ ποτ᾿ εὔνουν τὴν ἐμὴν κτήσῃ φρένα, / ὅστις γ᾿ ἐμοῦ δόλοισι τὸν βίον λαβὼν / ἀπεστέρηκας· κᾆτα νουθετεῖς ἐμὲ / ἐλθών, ἀρίστου πατρὸς αἴσχιστος γεγώς. / ὄλοισθ᾿, ᾿Ατρεῖδαι μὲν μάλιστ᾿, ἔπειτα δὲ / ὁ Λαρτίου παῖς, καὶ σύ).
A la respuesta durísima sigue un gesto que Filoctetes en absoluto esperaba y que, por ello, no acaba de creer: Neoptólemo le devuelve el arco y las flechas.
Ya hablamos brevemente en la primera parte de este segundo capítulo dedicado al Filoctetes sobre las condiciones de la conquista de Troya, de si eran necesarias sólo las armas de Heracles, las armas y su ahora portador, Filoctetes, de si era también necesaria la presencia de Neoptólemo. Más información sobre este asunto puede leerse en este artículo de Antonio Ruiz de Elvira.
Aparece súbitamente Odiseo que intenta apoderarse de las armas en el momento en que el hijo de Aquiles se las tiende a Filoctetes; éste tiende el arco para disparar sobre el itacense, pero Neoptólemo se lo impide. Ulises se retira y, cuando Filoctetes quiere saber por qué le ha impedido matarlo, el joven dice:
1304 Es que ni para mí ni para ti está bien tal acción (ἀλλ᾿ οὔτ᾿ ἐμοὶ τοῦτ᾿ ἐστὶν οὔτε σοὶ καλόν).
Filoctetes reconoce ahora en Neoptólemo la noble ascendencia de Aquiles y el joven le dirige unas prudentes palabras:
1316-1320 A los hombres les es forzoso soportar las fortunas que los dioses les asignan. Pero cuantos cargan con males voluntarios, como tú, no es justo que nadie les tenga clemencia ni compasión (ἀνθρώποισι τὰς μὲν ἐκ θεῶν / τύχας δοθείσας ἔστ᾿ ἀναγκαῖον φέρειν· / ὅσοι δ᾿ ἑκουσίοισιν ἔγκεινται βλάβαις, / ὥσπερ σύ, τούτοις οὔτε συγγνώμην ἔχειν / δίκαιόν ἐστιν οὔτ᾿ ἐποικτίρειν τινά.).
Los versos 1316 y 1317 expresan un eufemismo (τύχας = desgracias, no fortunas) que aparece en otros lugares de la literatura griega. En Homero (Ilíada, III, 65) leemos:
No son despreciables los eximios presentes de los dioses (οὔ τοι ἀπόβλητ᾿ ἐστὶ θεῶν ἐρικυδέα δῶρα).
La Elegía a las Musas de Solón, en su verso 64, dice:
Y son inevitables los dones de los dioses inmortales (δῶρα δ᾿ ἄφυκτα θεῶν γίγνεται ἀθανάτων).
Finalmente en el verso 1411 del Hipólito de Eurípides podemos leer
Oh amargos dones de tu padre Poseidón (ὦ δῶρα πατρὸς σοῦ Ποσειδῶνος πικρά).
Neoptólemo hace ver a Filoctetes que su enfermedad se debe a un destino dictado por los dioses y se refiere ahora al episodio en el que Filoctetes fue mordido por una serpiente que custodiaba el altar de la diosa Crisa en la isla del mismo nombre; ese mal que aqueja a Filoctetes no desaparecerá mientras el tesalio no acuda a Troya, sea curado por Podalirio y Macaón, hijos del dios Asclepio y médicos del ejército griego, y colabore en el asalto de la fortaleza troyana con ayuda de las armas y del propio Neoptólemo. Ésa es la revelación que ha hecho el adivino Heleno.
El joven finaliza su intervención intentando convencer a Filoctetes con apelaciones a la gloria que éste obtendrá si consiente en acompañarle.
Filoctetes sigue indeciso. Primero manifiesta su deseo de morir, después duda de las palabras del joven hijo de Aquiles. Más tarde expresa lo terrible que puede ser convivir de nuevo con los Atridas y Ulises, y en este contexto expresa otra sentencia:
1360-1361 Pues, para los que el pensamiento llega a ser la fuente de las iniquidades, éstas les enseñan también otros males (οἷς γὰρ ἡ γνώμη κακῶν / μήτηρ γένεται, πάντα παιδεύει κακούς).
Filoctetes pide a Neoptólemo que no le lleve a Troya, sino que se dirijan ambos a sus respectivas patrias, dejando que los Atridas y Ulises mueran de mala manera. Así no se pondrá a la altura de ellos, si no acude en su ayuda, pues son unos malvados.
En un vivo diálogo Neoptólemo insiste, pero Filoctetes se empecina en su negativa. En este diálogo hay frases que podemos considerar sentencias. Son dos en boca de Neoptólemo:
1383 ¿Cómo podría alguien avergonzarse de prestar un servicio a los amigos? (πῶς γάρ τις αἰσχύνοιτ᾽ ἂν ὠφελούμενος;).
1387 ¡Oh querido amigo!, aprende a no envalentonarte en medio de tus males (ὦ τᾶν, διδάσκου μὴ θρασύνεσθαι κακοῖς).
Al final, y recordándole que se lo prometió, estrechándole la mano derecha, Filoctetes le pide que le devuelva a su patria y que no le vuelva a mencionar Troya. Neoptólemo accede, aunque preocupado por las repercusiones que pueda tener su acción: represalias por parte de los griegos, incluida la devastación de su país.
1404 ¿Cómo escaparé de la acusación de los aqueos? (αἰτίαν δὲ πῶς ᾿Αχαιῶν φεύξομαι;)
Filoctetes le promete su ayuda con la flechas de Heracles.
Cuando se disponen a marchar, aparece Heracles como deus ex machina, dispuesto a zanjar la cuestión.
En primer lugar el héroe tebano anuncia que viene a comunicar los designios de Zeus y a impedir que Filoctetes se dirija a su patria.
1413-1417 En atención a ti he venido, abandonando las celestes moradas, para comunicarte los propósitos de Zeus y para impedir que tomes el camino que vas a emprender. Escucha mis palabras. (τὴν σὴν δ᾿ἥκω χάριν οὐρανίας / ἕδρας προλιπών, / τὰ Διός τε φράσων βουλεύματά σοι, / κατερητύσων θ᾿ ὁδὸν ἣν στέλλῃ· / σύ δ᾿ ἐμῶν μύθων ἐπάκουσον)
Después le recuerda que, igual como le ocurrió a él, también a Filoctetes le espera la gloria tras las penalidades sufridas. A continuación le indica minuciosamente lo que debe hacer: ir con Neoptólemo a Troya, ser curado de su dolencia, ser elegido el más importante del ejército por su valor, matar a Paris, devastar Troya y repartir el botín obtenido entre su padre Peante y la tumba de Heracles.
A Neoptólemo Heracles le aconseja lo mismo, pues Troya sólo puede ser conquistada con la colaboración de ambos, Filoctetes y Neoptólemo.
Por su parte, Heracles enviará a Asclepio a Troya. Recomienda a los griegos que muestren el debido respeto a los dioses tras devastar Troya y termina con una nueva sentencia:
1443-1444 La piedad no muere con los mortales y, aunque estemos vivos o muertos, ella no perece (οὐ γὰρ ηὑσέβεια συνθνῄσκει βροτοῖς· / κἂν ζῶσι κἂν θάνωσιν, οὐκ ἀπόλλυται).
Filoctetes se muestra dispuesto a obedecer, al igual que Neoptólemo. Heracles les exhorta a darse prisa y desaparece.
Filoctetes se despide de la que ha sido su morada, de sus ninfas, de las fuentes, y le pide una feliz travesía a donde el destino, el consejo de los amigos y Zeus le llevan.
El coro cierra la obra con estas palabras:
1469-1471 Marchemos todos juntos, rogando a las ninfas del mar que vengan a tutelar nuestro regreso (χωρῶμεν δὴ πάντες ἀολλεῖς, / Νύμφαις ἁλίαισιν ἐπευξάμενοι / νόστου σωτῆρας ἱκέσθαι).

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