martes, 5 de febrero de 2008

Voces griegas (y latinas) desde Castellón (XVI)

El anterior número de esta serie, dedicada a la voz de Jesús, tuvo un carácter especial con referencias al evangelio del domingo en que se publicó y que nos permitieron hablar sobre la importancia de la traducción del evangelio y ofrecer unas reflexiones de José Antonio Pagola, que acaba de publicar precisamente un libro sobre Jesucristo. Nos referimos también a la polémica suscitada, a propósito de este libro, entre partidarios y detractores.
Finalmente creímos conveniente aportar un resumen amplio de un breve artículo de Juan José Garrido sobre esa corriente tan interesante y fructífera como fue el humanismo cristiano del siglo XX.
En nuestro artículo de hoy seguimos con la selección de textos del tercer evangelista, Lucas.
La voz de Jesús (3)
Comenzamos con un fragmento muy exigente, a veces mal interpretado, sobre todo en lo referente a lo de la mejilla (aquí se puede leer una buena explicación de aquello de "la otra mejilla", aunque aplicado a Mateo 5, 39), que establece como actitud del cristiano el amor a los enemigos. Se incluye aquí también la ya anunciada Regla de oro.
Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. (Lc 6, 27-31)
Diligite inimicos vestros, bene facite his, qui vos oderunt; benedicite male dicentibus vobis, orate pro calumniantibus vos. Ei, qui te percutit in maxillam, praebe et alteram; et ab eo, qui aufert tibi vestimentum, etiam tunicam noli prohibere. Omni petenti te tribue; et ab eo, qui aufert, quae tua sunt, ne repetas. Et prout vultis, ut faciant vobis homines, facite illis similiter.

᾿Αλλἀ ὑμῖν λέγω τοῖς ἀκούουσιν, ἀγαπᾶτε τοὺς ἐχθροὺς ὑμῶν, καλῶς ποιεῖτε τοῖς μισοῦσιν ὑμᾶς, εὐλογεῖτε τοὺς καταρωμένους ὑμᾶς, προσεύχεσθε περὶ τῶν ἐπηρεαζόντων ὑμᾶς. τῷ τύπτοντί σε ἐπὶ τὴν σιαγόνα πάρεχε καὶ τὴν ἄλλην, καὶ ἀπὸ τοῦ αἴροντός σου τὸ ἱμάτιον καὶ τὸν χιτῶνα μὴ κωλύσῃς. παντὶ αἰτοῦντί σε δίδου, καὶ ἀπὸ τοῦ αἴροντος τὰ σὰ μὴ ἀπαίτει. καὶ καθὼς θέλετε ἵνα ποιῶσιν ὑμῖν οἱ ἄνθρωποι, ποιεῖτε αὐτοῖς ὁμοίως.


Ya hemos visto en otro evangelista la idea del no juzgar (y prejuzgar, añadimos nosotros), de perdonar, de ser generosos.
No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante. Porque con la medida con que midáis se os medirá. (Lc 6, 37-38)
Et nolite iudicare et non iudicabimini; et nolite condemnare et non condemnabimini. Dimittite et dimittemini; date, et dabitur vobis: mensuram bonam, confertam, coagitatam, supereffluentem dabunt in sinum vestrum; eadem quippe mensura, qua mensi fueritis, remetietur vobis.
Καὶ μὴ κρίνετε, καὶ οὐ μὴ κριθῆτε· καὶ μὴ καταδικάζετε, καὶ οὐ μὴ καταδικασθῆτε. ἀπολύετε, καὶ ἀπολυθήσεσθε· δίδοτε, καὶ δοθήσεται ὑμῖν· μέτρον καλὸν πεπιεσμένον σεσαλευμένον ὑπερεκχυννόμενον δώσουσιν εἰς τὸν κόλπον ὑμῶν· ᾧ γἀρ μέτρῳ μετρεῖτε ἀντιμετρηθήσεται ὑμῖν.


También hemos visto antes la gran facilidad con que vemos los defectos ajenos y no reparamos en nuestras debilidades.
Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: "Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo", no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano. «Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca. (Lc 6, 41-45).
Quid autem vides festucam in oculo fratris tui, trabem autem, quae in oculo tuo est, non consideras? Quomodo potes dicere fratri tuo: “Frater, sine eiciam festucam, quae est in oculo tuo”, ipse in oculo tuo trabem non videns? Hypocrita, eice primum trabem de oculo tuo et tunc perspicies, ut educas festucam, quae est in oculo fratris tui. Non est enim arbor bona faciens fructum malum, neque iterum arbor mala faciens fructum bonum. Unaquaeque enim arbor de fructu suo cognoscitur; neque enim de spinis colligunt ficus, neque de rubo vindemiant uvam. Bonus homo de bono thesauro cordis profert bonum, et malus homo de malo profert malum: ex abundantia enim cordis os eius loquitur.

Τί δὲ βλέπεις τὸ κάρφος τὸ ἐν τῷ ὀφθαλμῷ τοῦ ἀδελφοῦ σου, τὴν δὲ δοκὸν τὴν ἐν τῷ ἰδίῳ ὀφθαλμῷ οὐ κατανοεῖς; πῶς δύνασαι λέγειν τῷ ἀδελφῷ σου, ᾿Αδελφέ, ἄφες ἐκβάλω τὸ κάρφος τὸ ἐν τῷ ὀφθαλμῷ σου, αὐτὸς τὴν ἐν τῷ ὀφθαλμῷ σοῦ δοκὸν οὐ βλέπων; ὑποκριτά, ἔκβαλε πρῶτον τὴν δοκὸν ἐκ τοῦ ὀφθαλμοῦ σοῦ, καὶ τότε διαβλέψεις τὸ κάρφος τὸ ἐν τῷ ὀφθαλμῷ τοῦ ἀδελφοῦ σου ἐκβαλεῖν. Οὐ γὰρ ἐστιν δένδρον καλὸν ποιοῦν καρπὸν σαπρόν, οὐδὲ πάλιν δένδρον σαπρὸν ποιοῦν καρπὸν καλόν. ἕκαστον γὰρ δένδρον ἐκ τοῦ ἰδίου καρποῦ γινώσκεται· οὐ γάρ ἐξ ἀκανθῶν συλλέγουσιν σῦκα, οὐδὲ ἐκ βάτου σταφυλὴν τρυγῶσιν. ὁ ἀγαθὸς ἄνθρωπος ἐκ τοῦ ἀγαθοῦ θησαυροῦ τῆς καρδίας προφέρει τὸ ἀγαθόν, καὶ ὁ πονηρὸς ἐκ τοῦ πονηροῦ προφέρει τὸ πονηρόν· ἐκ γὰρ περισσεύματος καρδίας λαλεῖ τὸ στόμα αὐτοῦ.


La conocida parábola del “buen” samaritano es toda una lección de compasión, de preocupación y de cuidado hacia las personas necesitadas. Hay que usar muchas veces aceite y vino para curar heridas, antes de vendarlas. Hay, a veces, que subir en nuestra cabalgadura a otras personas. El final es una gran apelación a nuestra actitud. Se puede leer el comentario de Pagola sobre la parábola y otro más extenso sobre la esencia del mensaje de Jesús, si el servidor nos lo permite.


Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: ""Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva."" ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» El dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo. (Lc 10, 30-37)
Homo quidam descendebat ab Ierusalem in Iericho et incidit in latrones, qui etiam despoliaverunt eum et, plagis impositis, abierunt, semivivo relicto. Accidit autem, ut sacerdos quidam descenderet eadem via et, viso illo, praeterivit; similiter et Levita, cum esset secus locum et videret eum, pertransiit. Samaritanus autem quidam iter faciens, venit secus eum et videns eum misericordia motus est, et appropians alligavit vulnera eius infundens oleum et vinum; et imponens illum in iumentum suum duxit in stabulum et curam eius egit. Et altera die protulit duos denarios et dedit stabulario et ait: “Curam illius habe, et, quodcumque supererogaveris, ego, cum rediero, reddam tibi”. Quis horum trium videtur tibi proximus fuisse illi, qui incidit in latrones?” At ille dixit: “ Qui fecit misericordiam in illum ”. Et ait illi Iesus: “ Vade et tu fac similiter ”.
᾿Ανθρωπός τις κατέβαινεν ἀπὸ ᾿Ιερουσαλὴμ εἰς ᾿Ιεριχὼ καὶ λῃσταῖς περιέπεσεν, οἳ καὶ ἐκδύσαντες αὐτὸν καὶ πληγὰς ἐπιθέντες ἀπῆλθον ἀφέντες ἡμιθανῆ. Κατὰ συγκυρίαν δὲ ἱερεύς τις κατέβαινεν ἐν τῇ ὁδῷ ἐκείνῃ, καὶ ἰδὼν αὐτὸν ἀντιπαρῆλθεν· ὁμοίως δὲ καὶ Λευίτης [γενόμενος] κατὰ τὸν τόπον ἐλθὼν καὶ ἰδὼν ἀντιπαρῆλθεν. Σαμαρίτης δέ τις ὁδεύων ἦλθεν κατ᾿ αὐτὸν καὶ ἰδὼν ἐσπλαγχνίσθη, καὶ προσελθὼν κατέδησεν τὰ τραύματα αὐτοῦ ἐπιχέων ἔλαιον καὶ οἶνον, ἐπιβιβάσας δὲ αὐτὸν ἐπὶ τὸ ἴδιον κτῆνος ἤγαγεν αὐτὸν εἰς πανδοχεῖον καὶ ἐπεμελήθη αὐτοῦ. καὶ ἐπὶ τὴν αὔριον ἐκβαλὼν ἔδωκεν δύο δηνάρια τῷ πανδοχεῖ καὶ εἶπεν, ᾿Επιμελήθητι αὐτοῦ, καὶ ὅ τι ἀν προσδαπανήσῃς ἐγὼ ἐν τῷ ἐπανέρχεσθαί με ἀποδώσω σοι. τίς τούτων τῶν τριῶν πλησίον δοκεῖ σοι γεγονέναι τοῦ ἐμπεσόντος εἰς τοὺς λῃστἀς; ὁ δὲ εἶπεν, ῾Ο ποιήσας τὸ ἔλεος μετ' αὐτοῦ. εἶπεν δὲ αὐτῷ ὁ ᾿Ιησοῦς, Πορεύου καὶ σὺ ποίει ὁμοίως.


Es un relato precioso, cuyo texto griego, por cierto, permite realizar un estudio detallado de la morfología verbal griega; hay verbos de todo tipo y en modos y tiempos muy variados: aoristos radicales temáticos de verbos compuestos o no (κατέβαινεν, ἀντιπαρῆλθεν, ἤγαγεν, εἶπεν), aoristos sigmáticos de verbos compuestos (περιέπεσεν, κατέδησεν), verbos con dos preverbios (ἀντιπαρῆλθεν), aoristos pasivos (ἐπεμελήθη), aoristos de verbos atemáticos (ἔδωκεν), participios de aoristo sigmáticos y temáticos (ἐκδύσαντες, ἐκβαλὼν, ἰδὼν, ποιήσας, ἐπιθέντες), particpios de presente (ὁδεύων), imperativos activos (ποίει), pasivos (᾿Επιμελήθητι) y medios (Πορεύου), futuros (ἀποδώσω), infinitivos en voz media (ἐπανέρχεσθαί), subjuntivos de aoristo (προσδαπανήσῃς) y más.
Merece ocupar el final, lugar de honor, de este artículo, y lo va a hacer en forma de video; puede parecer algo infantil, pero le da a nuestro artículo de hoy un toque diferenciador. La visión del video, con sus dibujos animados, como he dicho, nos puede parecer pueril, pero la sencillez del relato evangélico es directamente proporcional a la importancia del mensaje que transmite.
Sólo queremos que se lea detenidamente el fragmento evangélico y se reflexione, con la ayuda de los comentarios de Pagola; seguro que sacamos una aplicación conveniente para nuestras relaciones personales.


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