viernes, 16 de noviembre de 2007

Voces griegas (y latinas) desde Castellón (VI)

No podía faltar en esta selección de autores que ofrecen reflexiones interesantes sobre las relaciones humanas Aristóteles, especialmente en su Ética a Nicómaco. De esta obra escogemos fragmentos de los libros VIII y IX, que versan sobre la amistad. Es en ellos cuando se habla, en cierta medida, de caracteres y de relaciones humanas con más profusión. Estos fragmentos nos permitirán reflexionar sobre esa especial forma de relación que es la amistad.

Antes de ello, nos parece apropiado citar alguna frase referida a la amistad.
Comenzamos con algunas sentencias de Menandro sobre la amistad:
Φίλου τρόπους γίγνωσκε, μισήσῃς δὲ μή.
Conoce el carácter de tu amigo, y no lo odiarás.
Φίλίας δικαίας κτῆσις ἀσφαλεστάτη.
El bien más seguro es una amistad justa.
Φίλους ἔχων νόμιζε θησαυρούς ἔχειν.
Si tienes amigos, considera que tienes un tesoro.
En el libro del Eclesiástico, VI, 14-16, leemos, en griego:
φίλος πιστὸς σκέπη κραταιά, ὁ δὲ εὑρὼν αὐτὸν εὗρεν θησαυρόν·
φίλου πιστοῦ οὐκ ἔστιν ὰντάλλαγμα, καὶ οὐκ ἔστιν σταθμὸς καλλονῆς αὐτοῦ.
φίλος πιστὸς φάρμακον ζωῆς, καὶ οἱ φοβούμενοι Κύριον εὑρήσουσιν αὐτόν.
Y en latín:
14 Amicus fidelis protectio fortis; qui autem invenit illum, invenit thesaurum.
15 Amico fideli nulla est comparatio, et non est ponderatio contra bonitatem illius.
16 Amicus fidelis medicamentum vitae, et, qui metuunt Dominum, invenient illum.
Podemos traducir por:
14. Un amigo fiel es una fuerte protección; quien lo encuentra, encuentra un tesoro.
15. No hay comparación con un amigo fiel, y no hay peso para su valor.
16. Un amigo fiel es un remedio para la vida y, quienes teman al Señor, lo encontrarán.
En otras lenguas:
Trova un amico e troverai un tesoro, "encuentra un amigo y encontrarás un tesoro
dice la Bibbia, e son parole d'oro. dice la Biblia, y son palabras de oro"
Gozzi dice:
Chi trovò l'amico, trovò il tesoro, e se in balancia metti l'oro e l'argento, più l'amico pesa.
(Quien encontró un amigo, encontró un tesoro, y si pone en la balanza el oro y la plata, más pesa el amigo
Amis valent mieux qu'argent. (Vale más un amigo que la plata)
Aquellos son ricos que tienen amigos (Juan de Iriarte y Cisneros).
Ein getreuer Freund, ein grosser Schatz. (Un amigo fiel, un gran tesoro)
Ein treu erfundner Freund, das ist der grösste Schatz (Magnus Gottfried Lichtwer). (Un amigo fiel encontrado, ése es el mayor tesoro).
A good friend is a treasure. (Un buen amigo es un tesoro)
A father is a treasure, a brother a comfort, but a good friend is both. (Un padre es un tesoro, un hermano es un consuelo, pero un buen amigo es ambas cosas)
Hay también frases de autores latinos sobre la verdadera amistad, o mejor, sobre en qué ocasiones se muestran los verdaderos amigos:
Amicum an nomen habeas aperit calamitas (Publilio Siro). La desgracia pone de manifiesto si tienes un amigo (de verdad) o de nombre.
Amicus certus in re incerta cernitur (Ennio recogido por Cicerón en Lelio o De amicitia, 64, 8). En una situación incierta se reconoce al amigo verdadero.
Por el contrario:
Donec eris sospes , multos numerabis amicos (Ovidio, Tristia I, 9, 5), es decir, "mientras te sonría la fortuna, tendrás muchos amigos".
Después hablaremos de las rupturas de las amistades. Sobre ello esta frase:
Amicizia che cessa, non fu mai vera. Amicitia, quae desiit, numquam vera fuit. Amistad que cesa, nunca fue verdadera.
Amicitia, quae desinere potest, vera numquam fuit (San Jerónimo, Epístolas III, 6).
Sobre las "amistades" trabadas entre copas:
Amicizia stretta dal vino non dura da sera al mattino. La amistad surgida del vino no dura de la tarde a la mañana
Amicitia inter pocula contracta, plerumque vitrea. Amistad trabada entre copas, a menudo de cristal.
Ami de table est variable. El amigo de mesa es variable
Freundschaft, die der Wein gemacht, wärhrt, wie der Wein, nur eine Nacht. Amistad, que el vino hizo, dura, como el vino, sólo una noche.
From wine what sudden friendship springs! Del vino ¡que instantánea amistad surge!

Bueno, destacando que muchas traducciones no pueden recoger la rima de las lenguas originales, dejamos aquí estas citas sobre la amistad, y pasamos al objeto de nuestro artículo de hoy.
De la Ética a Nicómaco ofrecemos lo que Antonio Alegre Gorri escribió en el Prólogo a dicha obra en la colección Los clásicos de Grecia y Roma, edición económica de las traducciones de Gredos.
“Hemos de ceñirnos aquí a la ética, pues presentamos la Ética Nicomáquea. Se la llama así, o bien porque su hijo Nicómaco fuera el corrector o editor del escrito de su padre, o bien porque se publicase después de su muerte en memoria del joven Nicómaco. La Ética Nicomáquea es un análisis de lo moral, tal y como se muestra en los diversos aspectos de la realidad. Platón era un pedagogo con orientaciones y tintes fuertemente místicos; así, sus escritos éticos y políticos tenían voluntad transformadora del hombre y de la ciudad; por el contrario, Aristóteles es un autor analítico, que, en la Ética Nicomáquea, busca la esencia de la felicidad.
La felicidad radica en el desarrollo de la virtud esencial del alma. A las virtudes tales como la valentía, liberalidad, templanza, virtudes de carácter, Aristóteles contrapone las virtudes de la inteligencia, la más elevada de las cuales es la sabiduría contemplativa, que capta las verdades eternas, duraderas, asequibles sólo a los sabios. Esencia de toda actividad moral es la frónesis, la prudencia. Otro de los conceptos clave de la Ética Nicomáquea es el de la medida, equilibrio, que se aplica a todas las realidades y actuaciones; el concepto de medida es consecuencia de la legendaria sabiduría griega cristalizada en el dicho “nada en demasía”. Aristóteles lleva a cabo una profunda radiografía de la amistad. Pero la forma más elevada de vida es la contemplación, y la contemplación más perfecta es la de la entidad más perfecta, a saber, la divinidad; así, el hombre ha de ocuparse de lo más excelso, lo divino, a lo que ha de intentar asemejarse ( es ésta una teoría platónica y, en el fondo, pitagórica).
Aristóteles escribió algunas frases sin parangón, expresadoras de profundos pensamientos, reveladores de la esencia del modo de ser griego, pero también universales. Una de ellas es la que afirma que “el hombre es un animal político”; dicha frase ha de entenderse en sentido etimológico, a saber, que el hombre adquiere su esencia viviendo en la pólis, en la ciudad-estado, aquella tan característica forma de organización de los griegos. Al final de la Ética Nicomáquea, Aristóteles nos indica que la ética adquiere su desarrollo perfecto en la política, lo cual muestra, bien a las claras, que no hay ética sin un correcto comportamiento en la comunidad, que, a su vez, debe estar correcta y justamente organizada. Bello mensaje para el hoy tan lleno de sombras.”
Hasta aquí el prólogo de Antonio Alegre. Vamos ahora con los fragmentos elegidos.
Ofrecemos una selección en la versión de Pedro Simón Abril (1530-1595). La razón de esta traducción es sencilla: es accesible en la red y nos ha evitado horas de tecleo. Ciertamente es más comprensible la de Julio Pallí Bonet, en Gredos, que es la que tenemos, pero la razón, egoísta y ahorradora que hemos expresado, se ha impuesto. No obstante, la traducción que ofrecemos tiene su encanto por estar escrita en castellano antiguo y por ser una traducción antigua de un texto clásico.
Tenga quien lea esto indulgencia con nosotros y haga un esfuerzo por leer el texto con ojos del siglo XXI, y no del XVI.
La dedicatoria de su traducción reza así:
Los diez libros De las Éticas o Morales de Aristóteles,
escritas a su hijo Nicomaco, traducidos fiel y originalmente
del mismo texto griego en lengua vulgar castellana,
por Pedro Simón Abril, profesor de letras humanas
y filosofía, y dirigidos a la S. C. R. M. del rey don
Felipe, nuestro señor; los cuales, así para saberse cada
uno regir a sí mismo, como para entender todo género de
policía, son muy importantes.
A la S. C. R. M. del Rey Don Felipe, nuestro señor,
Pedro Simón
Abril, profesor de Letras humanas y Filosofía, S. Y P. F.

Libro VIII. Sobre la amistad.
De la naturaleza de la amistad se destaca su carácter absolutamente necesario para la vida (ἀναγκαιότατον εἰς τὸν βίον); se puede vivir sin otros bienes, pero no sin amigos (ἄνευ γὰρ φίλων οὐδεὶς ἕλοιτ᾿ἂν ζῆν). Aristóteles destaca que el mayor bien es el que se emplea con los amigos. En determinadas situaciones, pobreza y desgracias varias, el único refugio (καταφυγή) son los amigos. Además, con amigos, los hombres están más capacitados para pensar y actuar.
La amistad no sólo es necesaria (ἀναγκαῖον), es también hermosa (καλόν); Simón traduce por “cosa ilustre”. La abundancia de amigos (πολυφιλία) es considerada como algo hermoso (τῶν καλῶν ἕν). Finalmente, el estagirita recuerda que, para algunos, son la misma cosa los “hombres buenos” (ἄνδρες ἀγαθοί) que los “amigos” (φίλοι).

1. Naturaleza de la amistad
Tras desto se sigue el haber de tratar de la amistad. Porque la amistad, o es virtud, o está acompañada de virtud. A más desto, es una cosa para la vida en todas maneras necesaria, porque ninguno hay que sin amigos holgase de vivir, aunque todos los demás bienes tuviese en abundancia. Porque los ricos y, los que tienen el gobierno del mundo, parece que tienen mayor necesidad de amigos, porque, ¿de qué sirve semejante prosperidad quitándole el hacer bien, lo cual, principalmente y con mayor alabanza, se emplea en los amigos? O, ¿cómo se podría salvar y conservar semejante estado sin amigos? Porque cuanto mayor es, tanto a mayores peligros es subjeto. Pues en el estado de la pobreza y en las demás desventuras, todos tienen por cierto ser sólo el refugio los amigos. Asimismo, los mancebos tienen necesidad de amigos para no errar las cosas, y los viejos para tener quien les haga servicios y supla lo que ellos, por su debilitación, no pueden hacer en los negocios, y los de mediana edad para hacer hechos ilustres, porque yendo dos camino en compañía, como dice Homero (Ilíada X, 224 = σύν τε δύ᾿ ἐρχομένω, καί τε πρὸ ὃ τοῦ ἐνόησεν / ὅππως κέρδος ἔῃ), mejor podrán entender y hacer las cosas… Pero no sólo la amistad es cosa necesaria, mas también es cosa ilustre, pues alabamos a los que son aficionados a tener amigos, y la copia de amigos parece ser una de las cosas ilustres. Muchos, asimismo, tienen por opinión que, los mismos que son buenos, son también amigos.
La amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales en virtud (τελεία δ᾿ ἐστιν ἡ τῶν ἀγαθῶν φιλία καὶ κατ᾿ ἀρετὴν ὁμοίων). Aquí radica el fundamento de toda la doctrina aristotélica de la amistad. Se ama cuando se ama el ser de la amistad, no la personalidad individual, sino la moralidad, dice Pallí Bonet en nota a pie de página a la línea 7 del párrafo 1156b.
Aristóteles idealiza esta amistad, porque es la que más dura, ya que los hombres que la poseen son buenos, cada uno de ellos de forma absoluta, y agradables, y tienen actividades semejantes; además el cariño y la amistad en ellos existen en el más alto grado y excelencia; Aristóteles es consciente de que es natural que esta amistad sea rara, porque hay pocos hombres con tales cualidades (σπανίας δ᾿ εἰκὸς τὰς τοιαύτας εἶναι· ὀλίγοι γὰρ οἱ τοιοῦτοι).
Un aspecto importante de este capítulo es el que hace referencia a la necesidad del paso del tiempo y de un trato continuado para un mutuo conocimiento. Hace, en este sentido, una acotación interesante (La voluntad, pues, de amistad fácilmente se concibe, pero el amistad misma no = βούλησις μὲν γὰρ ταχεῖα φιλίας γίνεται, φιλία δ᾿ οὔ).

3. Especies de amistad.
Pero la perfeta amistad es la de los buenos, y de los que son semejantes en virtud, porque estos tales, de la misma manera que son buenos, se desean el bien los unos a los otros, y son buenos por sí mismos. Y aquellos son verdaderamente amigos, que a sus amigos les desean el bien por amor de ellos mismos. Porque, por sí mismos, y no accidentariamente, se han desta manera. La amistad, pues, destos tales es la que más dura, que es mientras fueren buenos, y la virtud es cosa durable, y cada uno dellos es absolutamente bueno, y también, bueno para su amigo, porque los buenos son absolutamente buenos y provechosos los unos a los otros, y de la misma manera dulces y aplacibles. Porque los buenos absolutamente son aplacibles, y también aplacibles entre sí, porque cada uno tiene sus proprios ejercicios, que le dan gusto, los que son tales cuales él, y los ejercicios de los buenos son tales como ellos, o semejantes a ellos.
Con razón, pues, tal amistad como ésta es la que dura, porque contiene en sí todas las cosas que ha de haber en los amigos, porque toda amistad, o es por causa de algún bien o algún deleite, que absolutamente lo sea, o a lo menos para aquel que ama, y por alguna semejanza. Los que son, pues, amigos en esta amistad, todo lo que está dicho tienen por sí mismos; pues las demás amistades son a ésta semejantes. Porque lo que es absolutamente bueno también absolutamente es aplacible, y estas cosas son las que más merecen ser amadas. En estos tales, pues, consiste el amar y la amistad, y la mejor de las amistades.
Ni es de maravillar que tales amistades como éstas sean raras, porque hay pocos hombres tales cuales ellas los quieren. A más desto, tienen necesidad de tiempo y de comunicación, porque, como dice el vulgar proverbio, no se pueden conocer los unos a los otros sin que primero hayan comido juntos las hanegas de sal que se dicen, ni aceptarse el uno al otro, ni darse por amigos, hasta que el uno al otro le parezca ser digno de amor y se fíe dél. Pero los que de presto traban amistad entre sí, quieren, cierto, ser amigos, pero no lo son si no son dignos de amor, y el uno del otro entiende que lo es. La voluntad, pues, de amistad fácilmente se concibe, pero el amistad misma no. Es, pues, la amistad perfeta la que con el tiempo y con las demás cosas se confirma, y en la cual concurren todas estas cosas, y en donde a cada uno le procede lo mismo de parte del amigo, que al otro de parte dél. Lo cual ha de haber en los amigos.


Es curioso, cuanto menos, lo que dice nuestro autor respecto a los hombres de carácter agrio (στρυφνοί) y los viejos. En ellos la amistad es menor, ya que, según él, ambos colectivos, son de trato difícil y poco dados a las relaciones. De ello se deduce que la convivencia (τὸ συνημερεύειν) y el disfrute de la mutua compañía (τὸ χαίρειν ἀλλήλοις) son las notas de la amistad (φιλικά).

6. Amistad fundada en la igualdad
Pero en los hombres demasiadamente graves y en los viejos no se halla tan fácilmente el amistad, porque son menos tractables ni se huelgan tanto con las conversaciones. Porque estas cosas parecen ser proprias del amistad, y las que la traban y conservan, y por esto los mancebos fácilmente toman amistad y, no los viejos, porque ninguno se hace amigo de aquellos con quien no se huelga. Y, por la misma razón, ni con los demasiadamente graves. Estos tales, pues, dícense ser aficionados en voluntad los unos a los otros, porque desean todo bien, y se, comunican y valen en las necesidades; pero amigos no son mucho, por no conversarse ni holgarse los unos con los otros, en lo cual parece que consiste principalmente el amistad. No es posible, pues, que uno sea amigo de perfeta amistad de muchos, así como tampoco es posible amar juntamente a muchos, porque esto parece cosa de extremo, la cual no se puede emplear sino en uno solamente. Ni es cosa fácil que muchos a uno le agraden de veras, ni aun por ventura que sean buenos. Hase de hacer también experiencia dellos, y conversar con ellos, lo cual es muy dificultoso. Pero por vía de utilidad y de deleite bien se puede aplacer a muchos, porque los que destas cosas se agradan, son muchos, y estos tales servicios en poco tiempo se hacen. Destas amistades, pues, mas lo parece ser la que procede de cosas deleitosas, cuando procede una misma manera de deleite del uno para el otro, o se huelgan el uno con el otro, o con unos mismos ejercicios, como son las amistades que entre sí toman los mancebos, porque en éstas resplandece la generosidad, que no en las que se fundan en utilidad, que son amistad de tenderos. Y los bienaventurados y prósperos no tienen necesidad de las cosas útiles, pero tienen la de las cosas deleitosas, pues les agrada el vivir en conversación con algunos, y las cosas de molestia poco tiempo las sufren. Ni aun el mismo bien no habría quien a la contina lo sufriese, si pesado a él le fuese. Y por esto procuran tener los amigos aplacibles. Convernía, pues, que los buscasen buenos, pues los buenos son tales, y también para ellos lo serían, porque desta manera habría en ellos lo que ha de haber en los amigos.

Hasta aquí este capítulo dedicado a la obra de Aristóteles. Tendrá su continuación en la siguiente entrega. Ciertamente, muchas de las afirmaciones del estagirita son, cuanto menos, curiosas. Algunas exageradas, otras inverosímiles y otras muy discutibles. Pero creemos que de la lectura de estos párrafos podemos sacar alguna conclusión positiva que permita una mejora en nuestra relación, no ya con nuestros amigos, sino con cualquier persona.

1 comentario:

merleta dijo...

Cuánta sabiduría per a un tema tan bonic. Enhorabona per la capacitat de treball que tens. Un abraç.