jueves, 3 de mayo de 2007

Filoctetes revisitado (IIIe, los personajes: Ulises: el arte de la mentira y la razón de estado)


Seguimos con este artículo el análisis de algunos aspectos del personaje de Ulises. Concluíamos nuestro anterior entrada hablando del concepto de φύσις (naturaleza) y su importancia en la educación. En época arcaica se pensaba que la educación sólo debía sacar al exterior la propia naturaleza del ser humano.
En tiempos de Sófocles, y bajo el influjo de la sofística, el concepto de φύσις comienza a ser cuestionado en términos aristocráticos, y el debate filosófico se inclina a sostener que una misma naturaleza es común a todos los hombres y que la educación debe estar abocada a la formación de una segunda naturaleza. Con ella apunta a construir a través de la παιδεία un ideal de ciudadano al cual todos los miembros de la πόλις tengan acceso.
En Filoctetes (obra del 409 a. C.), el debate en torno a las dos concepciones mencionadas atraviesa toda la obra: los discursos de Odiseo y Filoctetes acerca del problema de la φύσις y su posible educación, encubren poéticamente el problema instaurado en la sociedad ateniense del siglo V a. C. En el desarrollo de la obra, las figuras de Odiseo y Filoctetes aparecen notablemente contrapuestas. El primero plantea la posibilidad de adaptar la φύσις del hombre de acuerdo con el καιρός (momento oportuno). Testimonio de ello es el plan que propone al joven Neoptólemo con el fin de persuadir a Filoctetes y que estamos repasando. El segundo, para quien la naturaleza humana no es educable a la manera de Odiseo, encarna el ideal del heroísmo épico en que la φύσις define integralmente la esencia del hombre.
Por esto Ulises emprende una doble persuasión: primero debe convencer a Neoptólemo de la necesidad de recuperar las armas del viejo héroe y luego, proporcionarle oportunamente los elementos necesarios con los que el joven construya su discurso engañoso, hecho de palabras que sólo definen apariencia y relativismo:
54-57: Te necesito para que, al hablarle, engañes con tus palabras el ánimo de Filoctetes. Cuando te pregunte quién eres y de dónde has llegado, dices que hijo de Aquiles – esto no hay que ocultarlo-.
77-85: Es necesario que en esto mismo te las ingenies para sustraerle las armas invencibles. Sé, hijo, que no estás predispuesto por tu naturaleza a hablar así ni a maquinar engaños. Pero es grato conseguir la victoria (ἀλλ᾿ ἡδὺ γάρ τι κτῆμα τῆς νίκης λαβεῖν). Lánzate a ello; ya nos mostraremos justos en otra ocasión (δίκαιοι δ᾿ αὖθις ἐκφαινούμεθα). Ahora, por un corto espacio de tiempo, podrás ser llamado el más piadoso de todos los mortales.
Odiseo, aunque reconoce que la φύσις de Neoptólemo va en contra de toda acción malvada
79-80 Sé, hijo, que no estás predispuesto por tu naturaleza a hablar así ni a maquinar engaños.
debido a la simiente paterna, comienza su discurso persuasivo pidiéndole que en esta oportunidad la modele para la obtención del bien común:
50-53: Hijo de Aquiles, preciso es que seas valeroso en la misión para la que has venido, y no sólo con tu cuerpo, sino que, si oyes algo nuevo que antes no habías oído, debes colaborar en aquello en que estás como ayudante.
Dicho bien común se constituye en beneficios para la mayoría y establece el καιρός apropiado con el cual el hijo de Laertes legitima su propuesta. En otras palabras, Odiseo sostiene la necesidad de subordinar la vida individual a los fines del estado, fines que buscan una correspondencia armoniosa entre el todo y cada una de sus partes. Esta correspondencia se establece desde lo político y lo social puesto que el bien común descansa, en este caso, en la no ruptura de la alianza bélica entre los aqueos y la consecuente destrucción de Troya, lo que a su vez lleva implícito beneficios personales para Odiseo, los Atridas y el mismo Neoptólemo. Para dar mayor sustento a su tesis, Odiseo recurre al amparo divino de su empresa y, en consecuencia, desacraliza el valor de la justicia de los olímpicos. Coloca en boca de los dioses su propia intención
989-990 Es Zeus para que lo sepas, Zeus, que gobierna esta tierra, Zeus, el que lo ha dispuesto así. Yo estoy a sus órdenes.
En oposición a su propuesta, para traer a Filoctetes, Neoptólemo prefiere, antes que la fuerza indirecta de la palabra engañosa, la utilización directa de la fuerza:
88-89: Por mi naturaleza, no hago nada con medios engañosos, ni yo mismo, ni, según dicen, el que me dio el ser (ἔφυν γὰρ οὐδὲν ἐκ τέχνης πράσσειν κακῆς. / οὔτ᾿ αὐτὸς οὔθ᾿, ὥς φασιν, οὑκφύσας ἐμέ).
90-91: Pero estoy dispuesto a llevarme a este hombre por la fuerza y no con engaños (ἀλλ᾿ εἴμ᾿ ἑτοῖμος πρὸς βίαν τὸν ἄνδρ᾿ ἄγειν / καὶ μὴ δόλοισιν·).
Pero el modelo de héroe que plantea Odiseo, de acuerdo con los tiempos que corren, es aquel capaz de obtener la victoria no sólo con las virtudes de su φύσις, sino además con la fuerza de la palabra.
Por consiguiente, para el hijo de Laertes, la naturaleza no es algo determinante en el hombre, ya que a lo largo de todo el pasaje la palabra engañosa se constituye en el medio más apropiado para recuperar el arco. En su escala de valores, δόλος no adquiere un sentido negativo, sobre todo si es en pos de la salvación de la mayoría:
109 No, si la mentira reporta la salvación (οὔκ, εἰ τὸ σωθῆναί γε τὸ ψεῦδος φέρει).
Por esto es necesario que el discurso sea modelado convenientemente para persuadir a Filoctetes, ya que, según sus propias palabras, la experiencia le ha enseñado que no son los actos los que gobiernan a los hombres sino las palabras:
96-99: Hijo de noble padre, también yo mismo cuando era joven tenía la palabra ociosa y el brazo activo. Y ahora, remitiéndome a las pruebas, veo que entre los mortales son las palabras y no los actos los que guían todo (ἐσθλοῦ πατρὸς παῖ, καὐτὸς ὢν νέος ποτὲ γλῶσσαν μὲν ἀργόν, χεῖρα δ᾿ εἶχον ἐργάτιν· νῦν δ᾿ εἰς ἔλεγχον ἐξιὼν ὁρῶ βροτοῖς τὴν γλῶσσαν, οὐχὶ τἄργα, πάνθ᾿ ἡγουμένην).
El episodio, en su conjunto, contribuye a insinuar que Odiseo cumple, con respecto a Neoptólemo, las funciones que corresponderían a su padre. Instruye al hijo de Aquiles en los valores a los que responde, y que relativizan aquellos del mundo heroico. Odiseo, sin embargo, no logra persuadir por completo al joven; éste le recuerda sus deberes para con los héroes del pasado, ya que la correspondencia entre “ser” y “parecer”, para Neoptólemo, es unívoca.
En su segunda intervención, Odiseo, en respuesta a las durísimas palabras que le ha dirigido Filoctetes, dice sobre él mismo:
1047 y ss: Podría contestar muchas razones a sus palabras si tuviera tiempo. Sólo puedo ahora dar una. Si se requiere a alguien de esa clase, yo soy ese tal, pero, donde se celebre un certamen de hombres justos y honestos, no podrías encontrar otro más concienzudo que yo. Mi natural me lleva, no obstante, a vencer en toda ocasión, excepto respecto de ti.
Otra vez la presencia de la φύσις (aquí se utiliza el verbo φύω = “ser por naturaleza”) que determina que Ulises está abocado a la victoria.
Tras ello, una nueva prueba de la astucia. En este caso intenta “provocar” a Filoctetes, cuando le recuerda que si no quiere ir a Troya, otros podrán manejar su arco: Teucro o él mismo.
La tercera intervención se produce cuando Neoptólemo ha decidido devolver el arco a Filoctetes. En ese contexto hay frases de Ulises muy interesantes. Cuando Neoptólemo le dice que son preferibles las acciones justas a las ingeniosas, Ulises responde:
1247-1248: Y ¿cómo va a ser justo devolverle de nuevo lo que has logrado gracias a mis consejos?
Ante el empecinamiento de Neoptólemo, a Ulises sólo le queda el recurso de la amenaza:
1250: ¿No temes al ejército de los aqueos?
1253: Entonces no lucharemos contra los troyanos, sino contra ti.
Realiza, incluso, un amago de agresión o de intento de de castigo:
1254-1255: ¿Ves mi mano derecha sobre la empuñadura?
Cuando Neoptólemo expresa que está dispuesto a enfrentarse, Ulises hace mutis por el foro, no sin antes advertir:
1257-1258: Te dejaré, pues. Pero, al llegar, lo contaré a todo el ejército y él se vengará de ti.
Finalmente, pues, ni la razón de Estado ni una elaborada estrategia, plagada de engaños, han podido minar la naturaleza noble de Neoptólemo.

2 comentarios:

Iaenus dijo...

Por casualidad me he detenido en tu blog. Maravilloso. Me gusta mucho el artículo de Filoctetes.
Atentamente
Iaenus

bías dijo...

Muchas gracias, amigo Iaenus, por tu benévolo comentario. En ese artículo hay bastantes horas de lecturas, relecturas, de "tecleado", de búsqueda de información y, todo hay que decirlo, de material de otros autores que se citan, y que nos sirven para dar una visión, lo más completa posible, de una obra que merece una relectura detenida y meditada. Eso es lo que pretende ser "Filoctetes revisitado", al cual aún le faltan algunos capítulos.